El 24 de marzo se conmemoraron los 25 años del inicio de los bombardeos de la OTAN, el bloque bélico que lidera Estados Unidos, contra Yugoslavia. Los ataques que se prolongaron 78 días y que se llevaron a cabo con municiones de uranio empobrecido dejaron más de 2 mil 500 civiles muertos, entre ellos 87 niños.
Los bombardeos de la OTAN fueron un genocidio y cruel experimento contra Yugoslavia, entidad que estaba conformada por Serbia y Montenegro, declaró la ministra de Sanidad de Serbia, Danica Grujicic. Las tasas de enfermedad y mortalidad por cáncer siguen aumentando tras la agresión, enfatizó la neurocirujana.
Junto con otros colegas Grujicic publicó la monografía “La verdad sobre las consecuencias de los bombardeos a Serbia en 1999”. En el libro recogieron todos los hechos y datos estadísticos disponibles y las evidencias documentadas.
“Los bombardeos fueron un genocidio, ecocidio y un cruel experimento en los serbios”, expresó la ministra, que antes de asumir el cargo en 2022 fue directora del Instituto de Oncología y Radiología de Serbia.
Grujicic consignó que desde los bombardeos de la OTAN con uranio empobrecido los casos de cáncer y las muertes se incrementan en el país. Anualmente, se registran 40 mil nuevos casos de enfermedades oncológicas en Serbia, indican los datos médicos.
“De acuerdo con los datos del Sistema Europeo de Información sobre el Cáncer (ECIS) para 2020, Serbia ocupó el primer lugar con 150,6 muertes por cada 100 mil habitantes, cuando la norma europea es de 108,7”, insistió.
Los tumores de pulmón, las glándulas mamarias, los órganos del sistema nervioso central, la glándula tiroides, los aparatos circulatorio y digestivo lideran la tasa de mortalidad, detalló la profesora y explicó que estas elevadas tasas no se deben a un diagnóstico tardío, sino a que los tumores de la región son más agresivos. La situación fue especialmente grave en los años 2007 a 2012. La tasa de mortalidad infantil en Serbia por tumores cerebrales duplica la media europea, agregó la neurocirujana.
La especialista en oncología recordó los cálculos del profesor de la Facultad de Medicina Slobodan Cikaric, según las cuales para el año 2012 entre 70 mil y 80 mil personas en Serbia (cuya población no supera los siete millones) podrían haberse visto afectadas por el uso de uranio empobrecido por parte de la OTAN. Se han identificado pruebas circunstanciales y ahora existe una iniciativa para realizar estudios científicos detallados en el país, especialmente en las zonas donde hubo mayor contaminación durante los bombardeos de 1999 y cómo afectó a la población y a quienes permanecieron en esas regiones después, comentó Grujicic.
La experta también analizó los planes de las autoridades del Reino Unido de transferir proyectiles de uranio empobrecido a Kiev y las consecuencias que esto podría acarrear. “Pedí que se impidiera el uso de estos proyectiles”, expresó. Tanto el pueblo ucraniano como el ruso sufrirán, durante generaciones, ya que las tierras quedarán gravemente contaminadas, precisó la neurocirujana.
“Es extremadamente irresponsable por parte de los fabricantes de estas municiones decir que no son cancerígenas, son muy peligrosas, y sus rastros permanecerán. El periodo de semidesintegración del uranio empobrecido es de 4 mil 500 millones de años”, puntualizó Grujicic.
Además, la ministra mencionó que a finales de enero, el ministro de Sanidad ruso, Mijaíl Murashko, visitó Serbia y firmó un memorando de cooperación entre ambos países. Confía en que, dado que Rusia es el país más avanzado en medicina nuclear, los especialistas serbios tengan la oportunidad de cooperar estrechamente con la corporación rusa Rosatom y emplear esta experiencia en su Patria.
“La medicina nuclear en Rusia me ha inspirado. El gran número de isótopos que utilizan para tratar diversos tumores es un gran avance, una dirección completamente nueva en el desarrollo del tratamiento de los pacientes con cáncer”, indicó.
La combinación de terapias biológicas e isótopos, que da la mayor esperanza de larga vida a los pacientes, ha sido el mayor descubrimiento, añadió.
“Tenemos que proteger el planeta, utilizar energías limpias, pero la forma en que Occidente y Europa Occidental está promoviendo esto me parece inaceptable”, concluyó la especialista en oncología.
Con información de Sputnik
