La región latinoamericana tiene una de las tasas de mortalidad más altas del mundo, que triplica la media general: 162 personas mueren por Covid-19 por cada 100.000 habitantes. Esta cifra refleja la grave crisis que atraviesa América Latina, con seis países en riesgo de colapso hospitalario y con unas campañas de vacunación que no logran despegar.
Un tercio de las muertes en todo el mundo: esto representa, aproximadamente, el umbral del millón de víctimas mortales por Covid-19 que América Latina cruzó esta semana. Es una cifra escalofriante, y más si se tiene en cuenta que, en vez de disminuir, la pandemia acelera en la mayoría de países de la región.
Solo en la semana pasada se registraron más de 1,2 millones de nuevos casos del virus, además de 31.000 víctimas mortales. Estos indicadores no han cambiado durante las últimas semanas, «lo que pone de manifiesto una tendencia preocupante,»; según la directora de la OPS, Carissa F. Etienne: «los casos y las muertes se están estabilizando en niveles alarmantes«.
Los contagios van en aumento sostenido en Uruguay, Argentina y Brasil, además de Bolivia y Guyana. Por contra,Chile, Paraguay y Perú registran una disminución de las infecciones, según publica la OPS en su informe semanal. Sin embargo, eso no significa que estos países hayan superado la crisis sanitaria.
Por ejemplo, Paraguay es uno de los seis países de la región que está en riesgo de colapso hospitalario, según un reporte de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja (IFRC). También lo están Colombia, Bolivia, y especialmente Brasil, Argentina y Uruguay.
La campaña de vacunación refleja las desigualdades del continente
La OPS también otorgó cifras sobre el proceso de vacunación en el continente americano, donde se han administrado 474,5 millones de dosis de los fármacos inmunizantes en un continente de 964 millones de personas. Sin embargo, la distribución de las vacunas no está exenta de las dinámicas de desigualdad: más de la mitad de estas dosis se han administrado en Estados Unidos, concretamente 290,7 millones.
«Cinco meses después del inicio de las vacunaciones en todo el mundo, menos de dos de cada mil vacunas se han administrado en los países más pobres de las Américas«, advirtió Martha Keays, directora regional de la IFRC para las Américas. «Dejar atrás a los más vulnerables en los procesos de vacunación es una catástrofe moral y de salud pública«.
«Dejar atrás a los más vulnerables en los procesos de vacunación es una catástrofe moral y de salud pública. Millones de vidas dependen de los esfuerzos para abordar las disparidades entre los países y dentro de ellos«, añadió
En América Latina, Costa Rica es el país con más población que ya está completamente inmunizada, con más de un 11 % de la ciudadanía mayor de edad, seguido de México (9,24 %), Panamá (7,91 %) y Colombia (6,24 %).
A pesar de que el ritmo de vacunación es lento, en este aspecto la región tiene algunas noticias que celebrar: la vacuna Soberana, desarrollada por Cuba, terminó el viernes pasado la última fase de sus ensayos clínicos. Así, se suma al candidato vacunal Abdala, que también finalizó los ensayos al inicio de mayo.
Además, el instituto Fiocruz de Brasil retomó la producción de la vacuna desarrollada por AstraZeneca y la Universidad de Oxford, después de una pausa provocada por la falta de insumos.
La OPS llama a mantener las medidas contra el Covid-19
«A pesar de las persistentes altas tasas de contagio, mucha gente y muchos lugares ya no mantienen las medidas de salud pública que sabemos que funcionan contra el Covid-19. Quizás todavía no sabemos el impacto total de esta pandemia», advirtió Carissa F. Etienne.
Muchos países que atraviesan un momento difícil de la crisis sanitaria no cuentan con fuertes medidas de protección. Colombia, por ejemplo, tiene pocas restricciones para limitar los contagios, igual que Brasil, que vive con cierta normalidad a pesar de sus altas tasas de mortalidad y de infecciones.
En cambio, otros han decidido hacerle frente a la pandemia con nuevas restricciones, como Argentina, que impuso una cuarentena estricta de nueve días para frenar el avance del Covid-19.