En los últimos días, las redes sociales se han inundado de publicaciones a propósito de la temporada de graduaciones y cierre de ciclo escolar, entre las cuales ha destacado una tendencia en la que los jóvenes que lograron culminar su educación superior narran su experiencia dentro del mundo laboral y cómo la falta de oportunidades laborales les ha impedido ejercer en la profesión para la cual estudiaron, ante lo cual optaron por emplearse en trabajos cuya relación es totalmente ajena a la carrera de sus sueños.
Maestros trabajando como albañiles, abogados siendo vendedores ambulantes y médicos trabajando como lavalozas, son algunos de los casos que rondan por la red, y si bien, estos oficios son honrados, en muchas ocasiones, nacen como respuesta a la frustración de los jóvenes por encontrar una fuente de ingresos que les permita cubrir sus necesidades básicas y la de sus familias, porque cabe mencionar que muchos de los casos son jóvenes que ya cuentan con una familia a la cual deben mantener.
En muchas ocasiones han sido utilizados por el mismo sistema como ejemplos de “superación” o una personificación de la frase “el que quiere salir adelante, busca la manera”, echando sobre los hombros de los estudiantes la culpa de su situación, pero, realmente ¿graduarse y no ejercer es culpa de los estudiantes?
De acuerdo la Encuesta Nacional de Egresados 2022 (ENE) de la Universidad del Valle de México (UVM), publicada en el diario El Economista, una tercera parte (33.4%) de los egresados universitarios en México no tienen un empleo, debido a que carece de experiencia laboral, mientras que un 24% de los graduados labora de manera independiente, no por decisión, sino por necesidad y un 10% más tiene un negocio o empresa propios, lo que arroja, en conjunto un total del 67. 4% de los estudiantes egresados, sin posibilidades para laborar en un empleo formal que vaya acorde con lo estudiado durante su educación profesional.
En este contexto, es importante mencionar que, en un momento de desesperación, muchos de estos jóvenes egresados optan por migrar a otros países, en su mayoría, a los Estados Unidos, en busca del llamado “sueño americano”, sumando esta problemática a la falta de oportunidades laborales.
Con estos datos, podemos retomar la pregunta inicial y decir con firmeza: No ejercer la carrera estudiada ¡no es culpa de los jóvenes! Esta problemática tampoco se debe a la falta de ganas por crecer, como el gobierno nos lo ha hecho creer.
Es más bien resultado de un sistema educativo decadente, así como la falta de empleos bien remunerados, con prestaciones de ley y condiciones dignas, situación que el gobierno de la república, a cargo de Andrés Manuel López Obrador debería garantizar, pero lamentablemente, lejos de trabajar por el bienestar del pueblo y en este caso, de los estudiantes, tal pareciera que la 4T se encuentra más enfocada en realizar campañas anticipadas para mantenerse en el poder, ¿para mejorar la vida de los mexicanos? ¡No! Al contrario, para seguirle robando al pueblo.
Si fuera cierto que los egresados tienen la culpa de no laborar en la profesión para la cual se prepararon, entonces ¿por qué los mejores promedios no logan salir adelante y los estudiantes de las clases más acomodadas (en su mayoría con un promedio que deja mucho que desear) tienen garantizado un trabajo con los cargos más altos al culminar sus estudios?
Al gobierno morenista de López Obrador no le interesa la educación del pueblo, al contrario, con cada reforma, queda al descubierto su intención por mantener al pueblo en la ignorancia, tal y como lo dijo en su mañanera del 12 de junio del 2021, para él los jóvenes que buscan salir adelante son “aspiracionistas (sic), egoístas y con el deseo de triunfar a toda costa”.
Por esto, la Federación Nacional de Estudiantes Revolucionarios Rafael Ramírez (FNERRR) hace un llamado a los jóvenes a organizarse y levantar la voz por su derecho a la educación, pero, además, unirse para exigir que el gobierno en turno garantice que, al culminar sus estudios, los egresados tengan la posibilidad de emplearse en la profesión para la cual se prepararon, porque la educación es una herramienta para mejorar sus condiciones, pero sin un objetivo cumplido, que este caso es el ejercicio laboral, esta herramienta queda inconclusa.