Según Meier, parece que hubo un mal funcionamiento de los fuegos artificiales que hizo que estos se dirigieran hacia las personas. Previo a los resultados de la autopsia se había reportado que Kivlenieks y otras personas estaban en un jacuzzi, y cuando intentaron salir de él, Kivlenieks resbaló, se cayó y se golpeó la cabeza contra el cemento.
La medida se toma después de un atentado terrorista ocurrido en un popular destino turístico situado en la región de Cachemira que terminó con la vida de 26 personas.