Las facciones opositoras tienen puntos de vista diferentes sobre la futura estructura de seguridad y los principios para la formación de fuerzas armadas unificadas. Los desacuerdos se reducen principalmente a dos puntos principales: sobre el momento de la inclusión de las unidades de fuerzas especiales en un solo ejército, y también sobre quién debería convertirse en el comandante en jefe de las fuerzas armadas: un presidente militar o civil profesional del país. Eso es lo que debe dirimir el acuerdo, que aún no ha se logra.