Luego de abogar por mejorar y hacer menos costosa la atención a la salud, en medio de fallos en su memoria, conversar con seres imaginarios y ocultar una operación anticancerígena en la piel, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dejó de mostrarse indiferente ante el más reciente derrame de tóxico en el estado de Ohio, paradójicamente en las inmediaciones de una localidad denominada East Palestina.
A principios de febrero se descarriló un tren que transportaba sustancias químicas tóxicas y provocó un incendio que cubrió de humo un pueblo cercano. Los residentes fueron evacuados y aún es incierto el efecto que podría tener en el medioambiente.