Al PRI le quedaban solo dos opciones: elegir a la diputada Ana Lilia Herrera, que se hacía notar por su criterio independiente, manifestado en su abstención en la votación en la Cámara de Diputados a propósito de la extensión del periodo en el que se asignó a las Fuerzas Armadas la función de seguridad pública. Y la funcionaria del gobierno de Del Mazo.