Alemania vive una crisis económica al subirse Berlín al carro de las sanciones antirrusas de Estados Unidos y aislarse de las importaciones económicas de energía rusa. Mientras que la economía del país logró resistir el consiguiente embate económico, los mismos países que introdujeron estas sanciones han experimentado un drástico aumento de los precios de los combustibles y la energía, obligando a sus propios ciudadanos a pagar literalmente por las decisiones de sus líderes.
Basado en 10 mil entrevistas en diez países, el informe publicado por el instituto Ipsos, casi tres de cada diez europeos declararon vivir en una situación precaria, obligados a renunciar a necesidades como la comida o la calefacción.
Alemania podría verse obligada a reducir o incluso cerrar sus instalaciones industriales si se pone fin al suministro de gas ruso a través de Ucrania en virtud del acuerdo de tránsito entre ambos países, que expira a finales del año próximo, declaró este lunes el ministro de Economía alemán, Robert Habeck, en el Foro Económico de Alemania del Este en Bad Saarow.
El canciller de Alemania Olaf Scholz recibió los reclamos de manifestantes, quienes lo acusaron de ser un “instigador de la guerra”, “mentiroso y “bandido”, por la posición de Alemania en torno a la guerra en Ucrania.
El Producto Interno Bruto (PIB) de Alemania se contrajo por segundo trimestre consecutivo, por lo que, se declara la recesión económica, es decir, la disminución de lo que se produce en el país, lo que revela una crisis económica que va acompañada de una inflación galopante que ha generado la disminución del consumo.
El año pasado, Moscú produjo bienes y servicios por valor de 2,3 billones de dólares, lo que la situó en el octavo lugar del mundo en este indicador. La última vez que Rusia estuvo entre las 10 principales economías fue en 2014, cuando ocupó el noveno lugar con 2,05 billones de dólares. En 2021, el país fue el undécimo de la lista.
El ministro de Defensa de Alemania, Boris Pistorius, expresó este miércoles su preocupación por la creciente influencia de Rusia en África y advirtió que Occidente se enfrenta a un cambio geopolítico en el continente, especialmente en la región del Sahel.