Rusia no ha dejado a Europa congelarse, pues le sigue suministrando gas natural licuado (GNL) a Europa a niveles récords. De acuerdo con la Agencia Internacional de la Energía (AIE), esto sucede mientras la propia Comisión Europea insta a los países miembros de la UE a abandonar por completo la adquisición de GNL ruso por presunto “riesgo”.