Aquiles Montaño Brito
En un país en el que se agradece a los narcos por “portarse bien” en las elecciones, como lo hizo el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, o se defiende con la fuerza del Estado a los caciques criminales porque “no es un delito” ser cacique, como lo hizo Miguel Barbosa Huerta en su defensa de los poderosos de Coyomeapan, los ciudadanos deben saber que la justicia está patas arriba y que hay que exigirla con la fuerza organizada del pueblo.
Manuel Hernández Pasión, un antorchista ejemplar, fue asesinado a balazos una tarde de hace cuatro años, en las goteras de Zacapoaxtla. Tenemos cuatro años exigiendo justicia y castigo contra los verdaderos responsables de su asesinato. A Manuel lo liquidó el cacicazgo de la Sierra Norte de Puebla, comandado por un presidente municipal aliado del gobierno estatal de entonces y por el cacique de Huitzilan Alonso Aco Cortés, un militante de Morena que, por esos entonces, estuvo en las listas de posibles candidatos a diputados o a gobernador del partido de López Obrador.
Manuel nació en Huitzilan casi al mismo tiempo que Antorcha llegó al municipio a organizar a los indígenas, luego de la ayuda que pidieron debido a que los asesinos de la Unión Campesina Independiente (UCI) y a los caciques de la familia Aco, hasta 1984, habían matado a más de 150 indígenas que se rebelaban contra la explotación. Habían pedido también ayuda al gobierno estatal y al Ejército, pero no les hicieron caso. Manuel se educó con las nuevas ideas de libertad y progreso, se hizo abogado y desde joven se afilió a nuestra organización. Su humildad, gran cariño con su pueblo y arduo trabajo manual, combinado con una ideología revolucionaria, lo llevaron a ser, muy joven, presidente municipal de Huitzilan. Hernández Pasión logró obras tan grandes como un gigantesco hospital integral en el que se curan miles de habitantes de la Sierra Norte, una unidad deportiva con estadio de futbol y canchas para basquetbol, una casa de cultura, carreteras para las comunidades, cientos de apoyos a la vivienda, construcción de varias escuelas (con salones, laboratorios, canchas y bibliotecas), apoyos directos al campesino y muchas obras más que sumaron, sólo durante su gestión, más de 470 millones de pesos y no hay un solo alcalde en México, de un municipio con la misma población, que pueda presumir algo parecido.
Antes hemos reseñado antes el gran progreso de Huitzilan. A quienes les interese conocer estos datos, los invito a leer dos artículos del Doctor en Economía por la London School of Economics, Abel Pérez Zamorano, titulados: “Huitzilan de Serdán, un caso exitoso de desarrollo en municipios indígenas”, mayo de 2016, y “Huitzilan y Ocoyucan, la embestida de Barbosa”, julio de 2021. Ambos fueron publicados en la revista buzos de la noticia.
El municipio es un modelo de desarrollo de pueblo indígena gracias a la unión y conciencia política de los campesinos y la formación de un gobierno que les responde. Esto lo analizan los campesinos de la Sierra Norte y lo admiran. En este contexto, Manuel se convirtió en el líder de varios municipios que también veían en él a un indígena progresista que los podía ayudar a salir de la pobreza. Esto encolerizó a los caciques y planearon su muerte.
El asesinato de Manuel no fue el primero. Desde la década de los años 80, los caciques y sus pistoleros han asesinado a varios presidentes municipales antorchistas de Huitzilan: Bartolomé Tadeo Arellano, Ramírez Velázquez Gobierno, Francisco Luna Gobierno, Ignacio Gómez Cipriano, así como el líder antorchista Máximo de la Cruz Rivera y, finalmente, Manuel. Todos ellos son una prueba de los crímenes que hemos recibido los antorchistas, pero podemos presentar una lista larga de campesinos antorchistas que cayeron asesinados por el cacicazgo. De todos estos casos hay expedientes y pruebas contundentes, y si sólo Jerónimo Aco Huerta (familiar del cacique Alonso Aco) ha sido sentenciado, eso se debe a que las instancias de justicia en turno y grupos poderosos en el gobierno estatal ofrecieron impunidad a los caciques y sus pistoleros. Eso es, exactamente, lo que no queremos que suceda ahora con los autores intelectuales del asesinato de Manuel, y por eso exigimos justicia y aplicación de la ley al Gobierno del estado de Miguel Barbosa Huerta, que se ha dicho “experto en seguridad”, y a la Fiscalía General del Estado.
¿Quiénes son los autores intelectuales del crimen?
El martes 12 de enero de 2016, el reportero de La Jornada de Oriente Martín Hernández Alcántara publicó una entrevista que contenía graves y serias amenazas de muerte lanzadas por el cacique Alonso Aco Cortés contra los líderes e integrantes del Movimiento Antorchista en Huitzilan de Serdán: “Por último les decimos -amenaza Alonso Aco-, con todo el respeto que se merecen: Cuídense mucho, no vaya a ser que alguien de ustedes aparezca por ahí muerto o malherido para inculpar a otros”. Una amenaza de muerte con destinatario. La Jornada de Oriente se ha convertido en vocera de criminales.
El otro autor intelectual es el expresidente municipal de Zacapoaxtla, Guillermo Lobato Toral. La prensa puso de manifiesto la relación de cercano parentesco, laboral y de vieja amistad de los sicarios con Guillermo Lobato Toral, sobre quien Antorcha ha pedido una investigación en forma con base en hechos concretos, de los cuales daré cinco: 1) La Fiscalía General del Estado tiene pruebas de que uno de los vehículos que participó en el crimen se hallaba escondido en una propiedad familiar de los Lobato Toral. 2) La Fiscalía General del Estado tiene pruebas y testimonios de que Lobato Toral llegó al lugar del crimen en el momento en que comenzaban las diligencias para levantar el cadáver de Manuel, exigiendo paso por el cordón de seguridad establecido; esto se contextualiza con el hecho de que uno de los asesinos abandonó su vehículo y hulló a pie por las montañas, de donde es claro que el alcalde quería ayudarlo a escapar. 3) Cuando Lobato Toral se hizo edil de Zacapoaxtla, uno de los asesinos purgaba condena y fue la posición de Guillermo y sus relaciones de poder las que le abrieron las puertas de la prisión y lo dejaron libre. ¿Para qué? 4) Hay testigos que declararon en la Fiscalía General que sostienen que ese mismo asesino no sólo era pariente de Lobato Toral, sino que era de quien echaba mano para trabajos de esa índole. 5) “Los asesinos de Manuel Hernández Pasión resultaron ser familiares del presidente municipal de Zacapoaxtla. Luego que la FGE diera conocer sus fotografías, fueron identificados por los pobladores quienes afirman que Pablo Daniel Aparicio Lobato es su sobrino y Cristian Lobato Toral su primo-hermano” (diariocambio.com.mx, 30 de noviembre de 2017). Estas afirmaciones tienen sustento en investigaciones, pruebas materiales y periciales documentadas por la autoridad. Exigimos castigo para ellos.
Han pasado cuatro años desde el crimen y los verdaderos orquestadores del asesinato siguen libres. Nosotros, porque es un derecho del pueblo de Huitzilan y de los mexicanos que militamos en Antorcha, exigimos al gobierno de Miguel Barbosa que, como dijo AMLO, encarcele a los criminales de “cuello blanco”. Solo así demostrará que es un gobierno que aplica la ley y no un aliado de los verdaderos criminales.