“¿Me van a dejar hablar? ¿Me van a escuchar? ¿Van a guardar silencio? (…) ¿Me van a respetar? Guarden silencio”.
Esas fueron las palabras de Andrés Manuel López Obrador ante una multitud enardecida que “voló” la puerta en donde se llevaba a cabo la conferencia del presidente, este domingo, en Huauchinango.
Los inconformes eran gente de la sierra norte y nororiental, que viajaron para pedirle al presidente apoyo ante el daño que dejó el paso de Grace.
El presidente, desde un inicio, los acusó de ser parte de organizaciones “mocheras” y afirmó que los apoyos eran “directos”.
¿Si los apoyos son directos, por qué la gente le reclama? La gente, se debe aclarar, no pertenecía a organización alguna, eran ciudadanos enojados, ejerciendo su completo derecho a manifestarse.
Lo que pasó este domingo en Huauchinango no es casualidad. La gente está enojada porque el gobierno federal no la apoya; por algo, la popularidad y aprobación de AMLO va en decenso.
El presidente pidio que lo escuchen, que lo respeten… Aquí la pregunta es: ¿El presidente escucha y respeta al pueblo?