Rosa María Dávila Partida
Carlos Sánchez Rodríguez fue de los primeros antorchistas, de los fundadores, por ello participó en la construcción de algunos cimientos y algunas columnas de esta gran obra común en la que nos afanamos dos millones y medio de antorchistas en todo el país. Desde que conoció a los iniciadores de nuestro movimiento, como alumno de la Escuela Nacional de Agricultura (ENA) y militó juntó a ellos en la lucha por transformar la ENA en Universidad Autónoma Chapingo (UACh), unió su vida y su actividad a la tarea de construir una patria nueva y una organización popular capaz de hacerla realidad. De manera perseverante trabajó y luchó, luchó y trabajó incansablemente hasta su último suspiro acaecido el 17 de agosto del presente.
En la Sierra Nororiental del estado de Puebla realizó una intensa labor entre los indígenas náhuatl y totonacos, asesorándolos para unirse en cooperativas, como una forma de hacer valer su número ante el poder despótico y arbitrario de los caciques de la Sierra Norte, fruto de esta actividad fueron las cooperativas fundadas en 1977: la Timoknelia Masehual Zentekitini, en Zacapoaxtla, y la Tosepan Titataniske, en Cuetzalan.
Más allá de las importantes luchas que dieron los indígenas con esas cooperativas, y los mejores precios que obtuvieron en la venta de su café, lo que tiene mayor trascendencia para el objetivo final, fue la importante experiencia de Carlos Noé Sánchez en la relación entre cooperativas y organización popular. La Tosepan Titataniske, en Cuetzalan, ante el escaso crecimiento de la organización política de los indígenas, cayó en manos de personeros de los caciques y desde entonces sirve a sus intereses tanto en lo económico como en lo político. Por su parte, la Timoknelia Masehual Zentekitini, pudo consolidarse como herramienta al servicio de los huitziltecos y es, hasta el día de hoy, puntal importante en su progreso y desarrollo, gracias a que la organización política creció y se afianzó en manos de los propios indígenas.
Otra contribución trascendental, poco conocida, fue la realizada por Carlos Noé Sánchez Rodríguez como primer director del Tecnológico de Tecomatlán, cuando se dio la lucha porque la Dirección General de Educación Tecnológica Agropecuaria (DGETA) autorizara esa institución. Desde que el Cbta 110 recibió a su primera generación de alumnos, en octubre de 1979, se iniciaron las gestiones para la construcción de un Tecnológico agropecuario. Salió la primera generación del bachillerato, las gestiones se intensificaron y, paralelamente, se iniciaron las clases de la nueva institución.
Esta titánica labor de aterrizar en los hechos una institución de educación superior, careciendo de plazas, de instalaciones y de registro legal, la encabezó Carlos Noé Sánchez Rodríguez en septiembre de 1984 como director fundador. Le dio puntual seguimiento durante tres años sin que DGETA accediera a la justa petición, pues en el estado de Puebla no existía ningún plantel de educación superior en el área agropecuaria. Las gestiones y las movilizaciones triunfaron al fin y obtuvo su registro como Instituto Tecnológico Agropecuario No. 32, en el año de 1987. Los diputados, presidentes municipales y dirigentes políticos antorchistas, que han surgido entre los egresados de este tecnológico, le deben mucho al equipo que cuidó la semilla en su tierna infancia.
Es justo resaltar el papel de Carlos Noé como el que fue capaz de desarrollar y consolidar el Movimiento Antorchista en el estado de Tlaxcala, donde logró reunir, educar y organizar a más de tres mil campesinos, colonos y estudiantes. Por él y el equipo que dirigió, existe esta columna del gran edificio del antorchismo nacional. Finalmente otra de sus facetas de constructor fue su incansable contribución en la escuela de liderazgo de Antorcha, al frente de la cátedra de Filosofía, desde la cual con su característica paciencia, modestia y vehemencia, enseñó nuevos horizontes a cientos y miles de jóvenes, los hizo cuestionarse sobre el sentido y fin de la existencia humana y los convocó a unirse a los constructores de la nueva patria, y de la organización que la hará posible. Un gran Maestro, que se nos adelantó.