Son las 3 de la mañana del sábado 12 de abril, hace un viento tibio, propio de la Mixteca, pero en Tecomatlán no reina el silencio de la madrugada. Por aquí y por allá se oye música, gritos de baile, zapateados y las indicaciones de los directores perfeccionando hasta el último detalle a sus compañías de baile. Hay movimiento en las calles, los muchachos mueven el vestuario que ocuparán para sus presentaciones.
“¿Oye, pero traes labial?”, “Mis botines, ¿quién jaló mis botines?”, “sacudan bien las cosas, aquí hay alacranes”, “Mi mamá me llamó, que si ya llegamos, le dije que bien que 22 horas era mucho pero que estoy contenta, que no se preocupe”. Son fragmentos de conversaciones. Todos los tonos de voz son diferentes, porque a las Espartaqueadas llegan artistas de todos los estados del país. ¡De todos los rincones!, que bonito se oye y eso que es de madrugada.
Ni bien clarea el día, ya corren los ríos de gente, niños, jóvenes y adultos, todos se dirigen al Auditorio “Clara Córdova Morán” y al Teatro “Aquiles Córdova Morán”. Las mamás llevan a los más chiquitos de la mano, en las jardineras se peinan, se esconden del sol que ya quema. Los artistas están serios y emocionados, pero con los nervios “a mil”, como dicen los chavos. Casi nadie desayuna, “es que no me entra por los nervios”, cuentan bajito.
Entonces, los foros se abren, las luces encienden y todo inicia. Un nuevo día en la XXI Espartaqueada Cultural Nacional que organiza el Movimiento Antorchista en Tecomatlán, Puebla. Cuna de la única organización que realiza estos grandes eventos culturales.
Conforme avanza el día, participan los representantes de cada estado. Hoy toca baile, de las disciplinas artísticas más esperadas. En el Auditorio, vemos subir a los artistas de la Infantil A, Infantil B y a los más grandes, de la Libre Campesino, obrero y popular.
Me emociona su emoción. Con los peques, sus papás gritan enternecidos, le echan porras a sus niños y su ánimo cambia en el escenario, entran contentos al oír a sus padres y sus ojos se iluminan al encontrarlos entre el público. Se alzan montones de celulares que graban a los chiquillos.
Zapatean y faldean como verdaderos profesionales, ¡niños de 4 y 5 años de edad!, no los lleva un maestro en coreografía, ellos conocen sus lugares, galanean y se muestran altivos en el escenario. ¿Cómo lo han logrado? El INEGI destacó que solo en 2023 se registraron 22 mil 410 víctimas de violencia infantil en México, sin contar la cifra oculta de casos de agresiones que no son denunciados. Es justo que un espacio tan bello como este sea para ellos, donde bailen, canten, rían y sean felices.

Hay risas y lágrimas en las premiaciones. Unas pequeñas se abrazan y lloran, parecen ser del norte, lo dieron todo en el escenario, pero hubo otros que les ganaron. Ellas lloran, pero su maestra las consuela, “ya llegamos aquí, y en la siguiente lo haremos mejor”. Es curioso, otros grupos son el ejemplo de estas palabras, pues a diferencia de otros años han obtenido un muy buen lugar.
En los adultos, no fue la excepción, me anegaron las lágrimas al verlos bailar, me acerco a doña Cecilia Morales, me cuenta que tiene 70 años de edad, que es de la Ciudad de México: “Es la primera vez que participo y me siento muy feliz y muy contenta de haber obtenido el segundo lugar en baile, nosotros pensábamos que no íbamos a ganar, pero estoy contenta. Yo no soy bailarina profesional, yo soy ama de casa. Y vine a bailar porque estoy en un grupo de Antorcha Campesina en la Ciudad de México, de Tláhuac, y pues ahí se hacen actividades deportivas, bailables, y pues a mí me gusta, me gusta el baile y pues aquí estamos”. El vestuario le sienta muy bien. Han presentado “Fiesta Itsmeña”.
Otro grupo de baile celebra su victoria, es el Grupo popular de danza de Ixtapaluca, que presentó “Viva Campeche”. El director artístico Elí Rueda Ramírez me cuenta que se siente muy orgulloso: “creo que ha sido un proceso muy largo para que se unieran al ballet, que les dieran las ganas de bailar, porque les daba pena, eran tímidas, pero al final creo que fue un esfuerzo que valió la pena y que todos ellos están aquí por su disciplina, por sus ganas de querer aprender algo nuevo, que es bailar. Estoy muy nervioso todavía, estoy en shock, todavía no me creo que acabamos de ganar el primer lugar, creo que voy a llorar”, mientras se le hace un nudillo en la garganta su grupo se acerca. Son felices.
Sobre los retos que enfrentaron para poder participar, Rueda Ramírez señala que no existe apoyo del gobierno municipal, ni estatal, a la cultura. No les interesan las colonias populares y tampoco apoyan a ningún grupo para venir a este importante evento.
“Yo invito a las personas a que se unan a bailar, a que se unan a alguna rama del arte, porque solo el arte puede hacer evolucionar a las personas”, dijo.
Y así terminó la jornada en el Auditorio, esta Espartaqueada vio desfilar cantantes, poetas, declamadores, grandes oradores y por supuesto magníficos bailarines. La llama siempre viva del arte antorchista no se extingue, se propaga y enciende en nuevos corazones.
