En México, desde hace algunos años, la cultura ha recibido duros recortes en su presupuesto nacional, aunado al incremento de la pobreza, la marginación y a la migración.
Un sector que, además, ha ido en decadencia, pues la “cultura” difundida por las grandes industrias no refleja la armonía, la delicadeza, la rima ni las raíces del pueblo que la ha creado como una forma de identidad, sino que ahora promueve los intereses banales de la sociedad, el sexo, las drogas, el libertinaje, y temas complicados como la delincuencia como una forma de vivir, aunque solo sea un espejismo de la realidad.
El arte, el buen arte, desarrolla en las personas su creatividad, su empatía, su comprensión, sus habilidades, hace al hombre sensible. Por eso vemos con cariño el desarrollo de la XXI Espartaqueada Cultural Nacional que desarrolla Antorcha esta semana en Tecomatlán, pues es un foro en el que miles de artistas se presentan y hacen gala de su destreza, de su esfuerzo y de lo importante que es conservar la cultura que nos hace mexicanos.