Valentina Galiher
La primera vez que asistí como espectadora al Festival de Teatro “Víctor Puebla” fue hace 5 años. Afortunadamente, fue la primera edición y me encontraba en la ciudad, ya que era integrante del Ballet estatal de Puebla y estabamos ensayando en la capital. Hay algo que siempre he admirado de la organización que me vio nacer, Antorcha Campesina, y es la forma en la que promueve el arte y la cultura en los niños, en los jóvenes, en los campesinos, en los humildes por y con los que luchamos.
Recuerdo que me emocioné mucho, pues el teatro fue de las primeras artes que practiqué. Fuimos al zócalo, en donde se presentó la obra «Mexicanerías», escrita por el Divo de Puebla, esta cuenta la historia de dos mexicanos, uno orgulloso de sus raíces y cultura y otro que negaba su origen y tenía el afán de cruzar a los Estados Unidos; mientras estos personajes recorrían todo el país, pudimos apreciar los bailes típicos de diversos estados. Esa obra fue una maravilla para mí, por la calidad actoral que tenían los protagonistas, por la técnica de los bailarines y por el gran mensaje que nos daba: valorar nuestra cultura y sentirnos orgullosos de ser mexicanos.
No imaginé que ese asombro y esa maravilla que me invadía era apenas el comienzo, pues al otro día fui al CCU, y nos deleitaron con más obras teatrales a cargo de las diferentes compañias antorchistas.
El día inició con la tragedia de “Edipo Rey”. Confieso que esta obra me desconcertó mucho, ya que manejaba un tema muy delicado y tal vez fuera de lo común, pues nunca imaginé que vería un montaje teatral en la que me mostrará la desgracia de un hombre que desde que nació tenía una maldición: estaba condenado a asesinar a su padre y a casarse y tener hijos con su propia madre; al enterarse de su pecado él mismo se sacó los ojos. Quedé impactada y sin palabras.
Después vi “La poblanía de los Ángeles”, escrita por Víctor Puebla y Marko Castillo, con esta representación reí a carcajadas ya que estaba muy divertida. Nos contaba la historia de Puebla con leyendas urbanas como la tamalera, la China poblana, destacaba personajes como Carmen Serdán, una heroína de nuestro Estado, etc. ¡Qué manera tan creativa y bella de contar lo que es Puebla.
Siguió “La casa de Bernarda Alba”, en la que participaron maestros que actoralmente admiro mucho. Esta obra me despertó varias emociones, como el miedo, enojo y coraje, pues nos contaba la historia de Bernarda, una madre muy exigente, despiadada y de mal carácter, que maltrataba y mantenía encerradas a sus propias hijas, impidiendo que la menor de sus estuviera junto a su amado lo que causó que esta se suicidara.
¡Maravilloso banquete teatral! Al salir totalmente asombrada del auditorio por estas obras tomé conciencia y me di cuenta de que Antorcha ha sido la única organización que se ha preocupado por llevar arte a la clase más desprotegida, pues la mayoría del público era la gente trabajadora que no tiene los recursos para ir a un auditorio y disfrutar del arte.
A pesar de esto, en ese tiempo no me pregunté quién fue Víctor Puebla, hasta que años después me di a la tarea de investigar y supe que fue el fundador de la Compañía Nacional de Teatro del Movimiento Antorchista, actor, director, dramaturgo y que también tenía la misma tarea que el Movimiento Antorchista: llevar arte y cultura a las masas empobrecidas.
Así fue como hace 5 años por primera vez fui espectadora del Festival de Teatro Víctor Puebla, sin imaginarme que años después mi vida daría un gran giro, un gran cambio y me convertiría en una integrante más de la Compañía Nacional de Teatro Víctor Puebla. Ahora estoy del otro lado, pues formo parte del festival para que otros como yo tengan su primera vez como espectadores en este festival virtual de teatro en el que recordamos con mucho cariño al maestro Víctor.
A pesar de que no lo conocí, su ideal es mi ejemplo, su compromiso con el pueblo también es mi compromiso, su teatro en favor de los pobres es mi inspiración. Maestro Víctor Puebla mis pocos pero mejores momentos en el escenario teatral usted me los regaló, muchas gracias maestro, y a pesar de que ya no esté con nosotros, su Compañía sigue en pie, dispuesta a seguir con la tarea de llevar teatro a la gente trabajadora, dándole la esperanza de que un mundo mejor para todos es posible. ¡Salud Víctor Puebla!