* Antes de Antorcha, el pueblo vivía sometido por el cacicazgo en Tecomatlán
Tecomatlán, Puebla. Miguel Herrera Toscana, vecino de Tecomatlán, fue emboscado y asesinado por un grupo de sicarios bajo las órdenes del cacicazgo de este municipio enclavado en la Mixteca poblana. Herrera Toscana fue ultimado por dos impactos de bala, uno en el pecho y otro en el rostro; él era de las personas que se oponían a los abusos de poder que cometían los caciques en contra del pueblo tecomateco, por eso lo asesinaron en los días de noviembre de 1932, así lo narra el corrido que lleva su nombre, compuesto por Anselmo Hernández Vidals, canta-autor antorchista oriundo de este municipio, que en sus canciones cuenta la historia de Tecomatlán.
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“El corrido de Miguel Herrera Toscana” refleja un hecho ocurrido en los días de noviembre de 1932, que se enmarca en un constante abuso de poder por parte de quienes en aquel entonces ostentaba el poder político y económico, no sólo en el municipio, sino también en la región.
De acuerdo con Anselmo Hernández, autor de dicho corrido, todo les pertenecía a los caciques, “incluso los festejos”, si bien es cierto que no existía una feria del municipio como tal, si había un festejo de la comunidad al que los vecinos no estaban invitados, sólo se permitía la asistencia de la gente adinerada, de funcionarios y sus allegados.
“La Feria se ponía en donde ahora es el parque ‘Rogelio Morán’, donde antes era el centro de Tecomatlán. Todos los puestos estaban con candiles de petróleo y muy pocos contaban con linterna”, rememoró el también autor de “El corrido de Antorcha”.
Agregó que lo esencial que había en aquellos festejos, que con el tiempo se convirtieron en la Feria de Tecomatlán, eran solamente pelea de gallos en casa del señor Emiliano Merino, jaripeo y baile. “No había eventos culturales, menos deportivos ni nada de los que ahora trae Antorcha”.
Anselmo Hernández Vidals afirma que antes de que naciera el Movimiento Antorchista en Tecomatlán, en 1974, “los caciques hacían su feria para ellos, no para el pueblo”, situación que ha cambiado radicalmente.
Ahora, la feria de Tecomatlán, también denominada “la feria de la unidad entre los pueblos”, realiza, a lo largo de una semana, además de los tradicionales bailes y jaripeos, actividades deportivas, culturales y gastronómicas, y para su reparación toda la comunidad trabaja de manera conjunta para recaudar fondos económicos y así poder ofrecer todas las actividades gratuitas a los más de 120 mil asistentes que cada año acuden a ella.
Hernández Vidals invitó a todos para que visiten Tecomatlán y disfruten de una feria gratuita, que, “gracias al trabajo colectivo y solidario de los tecomatecos, con la ayuda y guía del Movimiento Antorchista, es una de las más importantes en la región y quizá en el estado”.
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