Este martes, la periodista Lydia Cacho en conferencia de prensa acompañada por integrantes de la organización Artículo 19, dio a conocer que el empresario Kamel Nacif Borge obtuvo un amparo que lo libera de toda responsabilidad por el delito de tortura presuntamente cometido contra ella.
Este hecho lo anularía la orden de aprehensión en su contra, por la que el gobierno de México solicitó su traslado desde el Líbano, donde ahora se encuentra.
Pero, además, con esta determinación se abre camino para la absolución del resto de los acusados, señalaron. Entre esos otros acusados, cabe recordar, está el exgobernador Mario Marín.
Y es que el Tercer Tribunal Colegiado consideró que cuando Marín dice que acababa de dar “un pinche coscorrón a esta vieja cabrona (sic)”, se trata de una afirmación “vaga y genérica” que en México es utilizada para identificar a una mujer.
“Pero ante la falta de precisión de algún nombre, no puede concluirse que entre todas las mujeres del mundo, los que intervinieron en la llamada se referían en específico a la sujeto pasivo [Lydia]”, se dignaron a decir.
Casi casi para que el Tribunal lo tome por procedente el exgobernador tuvo que haber dicho el nombre completo de la periodista, su profesión y hasta su edad. Si no es que más.
Y tampoco tenía nada que ver el que automóviles propiedad de Nacif acompañaran de forma ilegal a los policías judiciales durante el traslado de Cacho. Seguro era necesario que trajeran una leyenda que dijera “traemos a Lydia para torturarla”.
La audacia del Tercer Tribunal es bastante para ser cierta. Cacho argumenta que las tres magistradas tienen nexos con políticos de alto mando de la 4T. Si es así, seguro pronto hasta veremos invertir los papeles.