Por Aquiles Montaño Brito // @soyaquiles1
El gobernador de Michoacán, Silvano Aureoles, es contundente cuando califica al partido del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador: “Morena es un narcopartido y una verdadera amenaza para el país”. Parte de la prensa dice lo mismo porque, en las elecciones de 2021, “diversas instancias federales han dejado correr información de que las campañas de Rubén Rocha Moya (en Sinaloa), Alfredo Ramírez Bedolla (en Michoacán) y Ricardo Gallardo Cardona (en San Luis Potosí) fueron apoyadas con recursos provenientes del narcotráfico”, dice el portal emeequis. El mismo medio lanza un tiro directo a la cabeza del Estado mexicano: “Las manifestaciones condescendientes del presidente de la República hacia personajes ligados al grupo delictivo del Cártel de Sinaloa (doblegarse ante Ovidio Guzmán o saludar, como de viejos conocidos, a la madre de El Chapo) dotan de un cariz aún más oscuro al proceso electoral del 6 de junio en esas regiones”. El columnista Ricardo Alexander Márquez de Excélsior afirma en su columna “El narcoestadomexicano”: “Lo que está sucediendo es criminal”. Los que saben, dicen: “la costa del pacífico, con estados como Guerrero, Michoacán, Colima, Nayarit, Sinaloa y Sonora, quedó en manos de Morena y del crimen organizado”. Morena es un narcopartido, como dice Aureoles.
En otros estados, Morena y algunos candidatos también pactaron con criminales, sicarios y prófugos de la justicia. En las elecciones de Puebla, el Movimiento Antorchista sufrió un total de seis ataques y en todos hubo disparos, golpizas, amenazas de muerte o intentos de asesinato. Todos fueron denunciados en la prensa y ante las autoridades. La lista de equipos de campaña agredidos es la siguiente: Distrito 20 local en la capital de Puebla, Distrito 13 federal de Atlixco, municipio de Santa Inés Ahuatempan, municipio de Tepeyahualco y dos intentos de asesinato en Ocoyucan. Un recorrido por la prensa poblana de aquellos días le dará al lector pruebas de que esto es verdad. Pero quiero destacar dos ejemplos: Ocoyucan y Huitzilan.
Antorcha compitió por la presidencia municipal de Ocoyucan llevando como candidato del PRI al Ing. Rosendo Morales Sánchez. La campaña fue limpia, austera, recorrió las calles del municipio y el candidato visitó las casas de los ciudadanos para platicarles su proyecto de gobierno. La campaña del candidato del PAN, Jesús Giles Carmona, se sostuvo mediáticamente con calumnias contra Rosendo Morales, mintiendo en las redes sociales, la radio, internet y la televisión. Fue una campaña costosa, financiada por empresarios. A mediados de mayo, una encuesta del Centro Mexicano de Estudios Económicos y Sociales (Cemees) afirmó que Rosendo obtendría el 40% de la votación y Giles el 7%. Cuando vieron que no podían reducir la ventaja del antorchista, entonces contrataron sicarios. El 25 de mayo, el coordinador de la campaña antorchista sufrió un intento de asesinato: “Aristóteles Campos Flores denunció ‘un intento de asesinato’ del que responsabilizó al candidato del PAN a la alcaldía de ese municipio Jesús Giles Carmona. La organización acusó que, con este hecho, suman cinco los ataques “criminales” en contra de sus integrantes durante el actual proceso electoral. La camioneta en la que viajaba Campos Flores junto a sus hijas recibió un impacto de bala de 9 milímetros cerca de las 5:30 de la tarde, en la puerta trasera casi a la altura de la ventana”, relató La Jornada de Oriente. La denuncia ante la justicia no sirvió de nada y los criminales, beneficiarios de la impunidad, el 4 de junio “propinaron hasta 12 balazos a la casa del abanderado a la presidencia municipal de Ocoyucan por el PRI, Rosendo Morales Sánchez, quien estaría viviendo su segunda agresión. De acuerdo al líder del Movimiento Antorchista y coordinador de la campaña, Aristóteles Campos Flores, confirmó que los hechos ocurrieron alrededor de las 1:05 de la madrugada cuando un comando armado rafagueó el domicilio. Los impactos quedaron incrustados en la pared del cuarto del candidato y uno traspasó la ventana del mismo domicilio”, se lee en el portal de noticias newsweekespanol.com. A pesar de todo eso, el Ing. Rosendo Morales ganó la elección con 5 mil 830 votos y superó con más de 1,600 votos al PAN. El triunfo fue contundente.
El Movimiento Antorchista compitió en Huitzilan con el profesor Josué Elías Velázquez Bonilla. El candidato visitó las casas de los indígenas huitziltecos y platicó con ellos para proponerles soluciones a sus necesidades. El Prof. Josué Elías es un hombre muy preparado académicamente, egresado de dos instituciones: la Escuela Pedagógica Nacional campus Zacapoaxtla y la Normal de Tecomatlán. Es un hombre joven que habla náhuatl y español, de tal forma que se puede comunicar y entender con todos los indígenas. El profesor logró, para sopresa de todos, el 51% de la votación en las elecciones. Es decir, su triunfo fue contundente. La campaña de Morena, por otro lado, no tuvo como protagonista al candidato, sino al cacique Alonso Aco, dirigente de los pistoleros que desean su regreso al poder. Aco Cortés quizo derrotar al antorchismo comprando votos, recolectando ilegalmente cientos de credenciales, amenazando a los campesinos y entregando el dinero de los Programas de Bienestar. Aco pertenece a una familia caciquil enriquecida con la explotación de los indígenas y que antes de la llegada de Antorcha controló a sangre y fuego al municipio (investigadores han contado hasta 150 asesinatos cometidos por ellos y la UCI a finales de los 70 y la primera mitad de los años 80), ha sido un morenista de primera línea desde la fundación de ese partido y es uno de los autores intelectuales del asesinato de presidente municipal Manuel Hernández Pasión, en octubre de 2017.
El 12 de enero de 2016, La Jornada de Oriente publicó una entrevista con Alonso Aco Cortés, realizada por el periodista Martín Hernández Alcántara. En ella, Aco Cortés escupe la amenaza: “Por último les decimos, con todo el respeto que se merecen: Cuídense mucho, no vaya a ser que alguien de ustedes aparezca por ahí muerto o malherido para inculpar a otros”. Tiempo después fue asesinado Manuel Hernández, un joven indígena que trabajó en el desarrollo de su pueblo y que se convirtía en un líder muy exitoso en toda la Sierra Nororiental del estado.
En Ocoyucan y en Huitzilan operaron grupos criminales, sicarios y gente poderosa cuyo objetivo era derrotar “electoralmente” al Movimiento Antorchista. No pudieron porque, en ambos lugares, la ciudadanía nos conoce, nos defiende y está unida en torno a nuestro proyecto de desarrollo. El pueblo razonó su voto y ganó la bandera antorchista.
Pero los perdedores del PAN, Morena y Nueva Alianza en Ocoyucan y de Morena en Huitzilan de Serdán quieren ‘ganar’ en la mesa lo que no ganaron en las urnas con el apoyo de la gente, y por eso impugnaron con mentiras e incosistencias las elecciones de los dos municipios. Ahí se ve, desde luego, la mano del gobierno estatal de Barbosa Huerta. Sabemos que la semana pasada llegaron al Tribunal Electoral del Estado las impugnaciones. La ley, señores magistrados, no debería servirle a quienes usan la violencia, el crimen y los atentados. No convirtamos a Ocoyucan en un municipio gobernado por quienes contratan sicarios y no obliguemos a los huitziltecos a vivir, nuevamente, bajo el terror de cacicazgo sanguinario. No premien al crimen. Ambos pueblos, que conocen su historia, salen hoy en defensa de su derecho a elegir a sus gobernantes y su futuro. No le metan, señores magistrados, más presión a la olla. Puede reventar. ¿Y después?