Qatar tiene una altísima producción de gas que le gustaría vender a Occidente, y junto con Arabia Saudita desarrollaron planes para extender un gasoducto a través de Jordania y Siria hasta Turquía.
En 2009 le propusieron al gobierno Sirio la firma de acuerdos para su construcción, pero el gobierno Sirio lo rechazó. Un año más tarde Siria firmó un acuerdo con Irán e Irak para la construcción de un gasoducto que irónicamente iba a llevar gas desde South Pars, que es la parte iraní del mayor yacimiento de gas del mundo, que comparten Qatar e Irán. Se trata por tanto del mismo gas vendido por Irán en vez de Qatar. Este gasoducto que entraría en Europa a través de Chipre y Grecia contaba con el beneplácito de Moscú, puesto que sólo beneficia a países en su órbita y sabe que puede llegar a un acuerdo de precios con Irán.
Desde entonces Qatar y Arabia Saudita, no han cesado de financiar y apoyar a cualquier sunita dispuesto a luchar contra el gobierno Sirio o Iraquí, incluyendo muy especialmente al ISIS, quien controlaba el territorio por el que debería pasar el gasoducto Irán-Siria hasta que Moscú los extermino del área.
Los dos gasoductos propuestos que están en la raíz de la guerra civil Siria. En azul, el propuesto por los aliados occidenatales y que el gobierno de Bashar al-Assad rechazó. En rojo, el propuesto por los países aliados al Kremlin.
Antes del ataque terrorista a Alepo, los Emiratos Árabes Unidos ofrecieron a Assad un acuerdo estadounidense que estipulaba la abolición de la Ley César, el levantamiento de todas las formas de bloqueos y sanciones y la provisión de decenas de miles de millones de dólares en apoyo financiero del Golfo para la reconstrucción de Siria, a cambio de romper la alianza con Irán y bloquear la carretera y apoyar a Hezbolá y a toda la resistencia, incluido Hamás y las facciones palestinas. Pero Assad se negó, por lo que se produjo el ataque.