La medida subraya la creciente urgencia del Gobierno por ampliar sus fuentes de ingresos ante la caída de las ventas de tierras y la ralentización del crecimiento
China ha empezado a aplicar un impuesto sobre las ganancias de las inversiones en el extranjero de los ultrarricos del país que se había pasado por alto durante mucho tiempo.
En los últimos meses, algunas personas adineradas de las principales ciudades chinas han recibido la orden de realizar autoliquidaciones o han sido convocadas por las autoridades fiscales a reuniones para evaluar posibles pagos, incluidos los atrasos de años anteriores.
La medida subraya la creciente urgencia del Gobierno por ampliar sus fuentes de ingresos ante la caída de las ventas de terrenos y la ralentización del crecimiento. También se alinea con la campaña de “prosperidad común” del Presidente Xi Jinping para crear una distribución más equitativa de la riqueza en la segunda mayor economía del mundo.
Las personas contactadas se enfrentan a gravámenes de hasta el 20% sobre las ganancias de inversión, y algunas también están sujetas a sanciones por pagos atrasados, dijeron las personas, añadiendo que la cantidad final es negociable.
El impulso fiscal de China también se produce tras la implementación en 2018 del Estándar Común de Información, un sistema mundial de intercambio de información destinado a prevenir la evasión fiscal. Aunque las regulaciones locales siempre han estipulado que los residentes deben tributar por los ingresos mundiales, incluidas las ganancias de inversión, rara vez se ha aplicado hasta hace poco.
No está claro el alcance de las medidas ni su duración, pero algunos de los chinos afectados tenían al menos $10 millones de dólares en activos en el extranjero, mientras que otros eran accionistas de empresas cotizan en Hong Kong y Estados Unidos.
La campaña minó la confianza de las personas más ricas en un país en el que se acuñaba un multimillonario cada pocos días en 2018. Boston Consulting Group estimó por aquel entonces que, de los 24 billones de dólares de riqueza personal del país, alrededor de un billón estaba en el extranjero.
China también ha experimentado un repunte en la emigración de ciudadanos acaudalados, con más de 1.2 millones de personas abandonando el país desde 2021, según datos de Naciones Unidas.
Los ingresos fiscales de China entre enero y agosto cayeron un 2,6% respecto al año pasado, hasta unos 14.8 billones de yuanes. Los ingresos públicos por venta de tierras cayeron un 25%, hasta los 2 billones de yuanes, mientras que los ingresos fiscales también descendieron un 5.3%. Las autoridades anunciaron una serie de medidas de estímulo desde finales de septiembre para reactivar la economía, entre ellas la promesa de realizar el mayor esfuerzo en años para canjear la deuda fuera de balance de los gobiernos locales con el fin de aliviar su carga financiera.
“En el futuro, la aplicación de la ley del impuesto sobre la renta de las personas físicas será más estricta”, afirma Peter Ni, socio y especialista fiscal del bufete de abogados Zhong Lun, con sede en Shanghái. “Con el tiempo, los ingresos en paraísos fiscales de esas personas con altos ingresos se convertirán en un objetivo específico de la autoridad fiscal”.