Ni todas las personas de la tercera edad desarrollan sordera, ni todas las personas con problemas para oír son adultos mayores, pero eso sí, conservar en buen estado la audición depende del cuidado a lo largo de la vida.
Gonzalo Corvera, Otorrinolaringólogo y especialista en Neurotología, explicó que todos los seres humanos y quizá todos los mamíferos, pierden la audición progresivamente debido a que las células microscópicas del oído interno que convierten el sonido en impulsos nerviosos no pueden ser regeneradas, a diferencia de las aves, peces y reptiles que sí tienen esa habilidad.
Esas células se dañan por su uso, pero el daño es mayor entre más expuestas se encuentren a altas intensidades sonoras; de ahí que las personas que viven en ciudades pierden más audición que las que viven en el campo; hay que agregar los factores que aumentan el deterioro como son tabaquismo, obesidad, diabetes, hipotiroidismo e hipertensión, los cuales tienden a aumentar con la edad.
En México, aunque no se cuenta con una estadística precisa, refirió el especialista, quien también es Director del Instituto Mexicano de Otología y Neurotología (IMON), el INAPAM estimó que una de cada tres personas de 65 a 74 años tiene algún nivel de pérdida de audición y casi la mitad de las personas mayores de 75 años y más tienen dificultad para oír.
Datos del Instituto Nacional de Rehabilitación registran 2.3 millones de personas con pérdida auditiva, de las cuales el 50 % son mayores de 60 años. El IMON ha podido constatar que a partir de los 45 años las personas comienzan a presentar problemas auditivos, luego de revisar 6 mil estudios audiométricos.
Son los hombres quienes tienden a perder la audición antes que las mujeres y la progresión del daño sucede más rápidamente; no queda claro cuál sea la razón, pero una de las teorías más postuladas es que los hombres trabajan en lugares de alto ruido ambiental más frecuentemente que las mujeres.
De acuerdo al diario Reforma, Gonzalo Corvera es el pionero del implante coclear en México, un dispositivo electrónico que ayuda a las personas con problemas de audición a escuchar y se utiliza en casos de sordera profunda o severa, cuando los audífonos convencionales no son efectivos.
Una evaluación temprana y con profesionales calificados es básica para no llegar a los extremos; idealmente en un centro con un equipo de neurotólogos, audiólogos, audioprotesistas y terapeutas del lenguaje que pueda realizar un diagnóstico integral y diseñar el tratamiento a medida.
«Es un error acudir de primera instancia a un lugar de venta de auxiliares auditivos; es importante primero tener el diagnóstico correcto. Una vez prescrito el auxiliar, en su caso, entonces puede escoger dónde comprarlo», apuntó Corvera.
«La exposición a ruido intenso, ya sea laboral o recreacional, es uno de los factores más importantes que tiende a multiplicarse cuando, además, la persona fuma. De ahí que cuidar la exposición a ruido y no fumar sean las dos decisiones más importantes que una persona pueda tomar para cuidar su audición en el futuro», señaló.
Es importante acudir a un especialista cuando existen indicios como dificultad para entender las conversaciones, sobre todo en entornos con ruido de fondo; entender una cosa por otra, por lo anterior, se tiende a confundir palabras; la familia se queja de que le sube mucho el volumen a la televisión u otros dispositivos y se participa menos que antes en conversaciones; percibe ruidos en los oídos que no son producidos por algo externo. A esto se le llama acúfeno, más frecuentemente conocido como tinnitus y aunque no siempre, frecuentemente es de los primeros signos de pérdida de audición.
Los consejos del especialista Gonzalo Corvera para prevenir deterioro o problemas de audición en la vida adulta son: 1. Limitar la exposición a ruido intenso, tanto en intensidad como en horas. 2. No fumar. 3. No introducir nada en los oídos (evitar el uso de hisopos). 4. Cuidar la salud en general, atender a tiempo enfermedades crónicas como diabetes o hipertensión. 5. Realizar un estudio audiométrico a los 45 años y, de acuerdo al resultado, establecer la frecuencia de seguimiento.