El colibrí más vigoroso que nunca

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Por Silvanna Mortera

Huitzilan de Serdán, el colibrí de la Sierra Nororiental del Puebla, continúa volando vigorosamente sus montañas. Un pueblo que se despojó con valentía del yugo caciquil hace 40 años, acrecenta aceleradamente la plenitud social.

Mucho hemos leído acerca de Huitzilan, su historia, sus sacrificios… pero no hay nada como escucharlas de las voces que enfrentaron con valentía inigualable cada batalla.

Huitzilan es uno de los municipios poblanos que tienen, por elección popular, un presidente antorchista. Desde 1984, su pueblo ha destacado a hombres entregados a su progreso, hombres que se han educado y que han sabido dirigir los recursos municipales hacia obras públicas y apoyos socioeconómicos en materia de salud, educación, seguridad, deporte, cultura y más; aunque les haya costado la vida.

En el marco del periodo electoral, como es costumbre, los viejos caciques lanzan a sus candidatos con la finalidad de retomar el poder del municipio. Y así como no les importó asesinar a cientos de indígenas para someter a su pueblo antes del arribo del Movimiento Antorchista, en 2024 no les importa lanzar infamias, artimañas, hostigamientos y amenazas con la finalidad de desestabilizar la unión de la gente y de nublar el juicio de los huitziltecos.

Mi primer entrevista en Huitzilan de Serdán fue a don Mariano Pasión, actual integrante del pleno central y uno de los hombres que fueron a Tecomatlán a buscar al Ing. Aquiles Córdova Morán, para solicitar la intervención inmediata de Antorcha en la masacre que los pistoleros de la extinta UCI y ahora —en ese entonces—de los Aco, caciques del Huitzilan, encabezaban contra los indígenas.

“Buscamos en todos lados, hasta con un diputado. Decían que Huitzilan ya no tenía salvación, que lo mejor era echar una bomba”.No solo él me contó acerca de la bomba, de hecho, todos los huitziltecos de la tercera edad con los que platiqué recuerdan esas palabras. Ahora nos podría parecer algo sencillo de olvidar, pero para aquellos que vivían en carne propia el clima de violencia, los asesinatos, las violaciones, etcétera, fue una muestra lacerante de indiferencia que costó muchas vidas más. Esas palabras calaron en el corazón, mente, cuerpo y alma de los indígenas huitziltecos y a 40 años de lo sucedido, no lo olvidan.

“Don Mariano, usted ¿aún recuerda algo de lo que les dijo el maestro Aquiles ese día?”, cuestioné. “Ya muy poco, pero, me acuerdo que nos dijo que fuéramos valientes, que a Huitzilan lo iban a cuidar, a proteger, que con trabajo Huitzilan mejoraría, crecería”.

Gracias al proceso electoral tuve la oportunidad de visitar todas las comunidades de Huitzilan. San Miguel del Progreso, El Paraíso, Chinachapan, Aocotzota, Zapata, Burgos, Cohuapan, Cozoltepec, Totutla, Teopantitan, Pahuatitan, Talzintan, Pilactitcan, Acateno, Acuitapilco, Xoloango, Pez Mata, Zoyotla, Tepetzintla, Monera, Tecorral, Ocotamaniz y, por supuesto, la cabecera municipal.

No hubo comunidad alguna que no reconociera la transformación que Antorcha trajo al municipio. El pueblo recuerda con nostalgia las condiciones deplorables en las que vivían: “Quemaban casas, violaban mujeres, mataban niños. Era horrible, muchas veces no tenías un cuerpo que enterrar porque si levantabas los restos de tu familiar asesinado te mataban a ti también. Ahí los teníamos que dejar”, recuerdan.

Gracias a su unidad e indiscutiblemente, gracias a las administraciones antorchistas, Huitzilan ha materializado miles de necesidades. Caminos y calles pavimentados, andadores largísimos que conectan secciones y hasta comunidades, escuelas —pasaron de no tener ni maestros porque los que tenían fueron asesinados por los pistoleros, a tener más de 55 escuelas y una Normal Superior—, unidades deportivas, auditorios, techados, agua potable entubada, luz eléctrica.|

Quisiera detenerme en la luz, porque, siendo Huitzilan un municipio ubicado en las montañas, evidentemente sus hogares y comunidades están sobre los cerros. Gracias a faenas dirigidas por las autoridades municipales y con la participación de los campesinos, han logrado acercar desde las faldas de los cerros hasta las puntas, cientos de postes de luz de hasta 1 tonelada de peso, algunos de un poco más.

Se trata de una belleza ensordesedora vislumbrar a Huitzilan de noche, las luces de los hogares te permite ubicarlos gracias a los destelloz que emiten sus focos y que atraviesan pinos y árboles que durante el día los protegen del escrutinio.

Todo esto no solo lo valoran las generaciones más grandes de Huitzilan de Serdán, sino también las jóvenes. Adolescentes que declaran ante entrevistas lo felices que están de poder practicar arte y deporte sin pagar costosas cuotas o de recibir educación agropecuaria que más adelante les brinda las herramientas necesarias para desarrollar sus tierras familiares.

Y, claro, los enemigos de la paz y el desarrollo jamás han desaparecido, la valentía y unidad del pueblos los hizo pequeños y débiles, pero ahí siguen; día con día emprendiendo campañas de desprestigio, de artimañas, de fabricación de delitos y más, con tal de derribar de su vuelo al vigoroso colibrí en que se ha transformado Huitzilan.

La elección de este 2024 no fue la excepción. Morena y el Partido Verde lanzaron cada quien a su propio candidato porque no lograron ponerse de acuerdo, pues cada grupo quería quedar frente al poder municipal, así que decidieron no llevar a Huitzilan la alianza federal. Cada equipo se encargó de violar la ley electoral a su antojo, ambos en discursos —grabados, además—, se pusieron la estrellita dorada en la frente por los programas sociales que (aunque tienen al menos 20 años de existencia y que evidentemente a lo largo de ese tiempo no ha logrado desmantelar ni un solo tabique de la pobreza y marginación que se viven en el país), afirman gracias a la 4T les llegan “apoyos” a jóvenes y adultos de la tercera edad. Además del hostigamiento, la burla y el ataque mediático no solo a los antorchistas, sino también hacia simpatizantes de la organización. Ni se mencione la compra de votos, entrega de rotoplases y el envío de porros.

Se trató de la confabulación de los pseudo izquierdistas, para agraviar, lesionar y obligar a que se inhibiera la comunidad huitzilteca con el fin de provocar consecuentemente una crisis electoral que les daría el triunfo. Pero sus esfuerzos fueron en vano. Sus ataques no amainaron la lealtad del pueblo, no se inhibieron, porque los huitziltecos tienen claro qué es lo que defiende su voto, y por qué lo quieren conservar. Porque conservar es, a veces, más revolucionario que destruir lo existente y no saber qué hacer con los pedazos.

Huitzilan, Tecomatlán, Ahuatempan, Coyomeapan, Ixcaquixtla, Atexcal, Ocoyucan, Cañada Morelos, saben bien que Antorcha busca convertir a México en un país poderoso, por ello le han brindado la confianza a los candidatos antorchistas de elevar el nivel de vida de sus pueblos, pues Antorcha sabe bien que eso significa elevar la grandeza, el poderío y la independencia de nuestra nación.

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