Por Margarita Garrido
Santiago Miranda está desesperado porque, en su campaña, la ciudadanía no le responde como él esperaba y se ve obligado a hacer uso de la “campaña negra” para atacar a los que considera sus adversarios, por medio de páginas falsas como la de “Adalberto Valdez”, cuya autora, por más que se esconda tras ese perfil masculino, está bien identificada por su servilismo; así como la página “Nota Justiciera”, que también ha sido creada para emprender esa sucia práctica, propia de quienes se esconden en el anonimato, que en este caso retrata de cuerpo entero la calidad moral y política de Santiago Miranda.
Los ixcatecos les asiste la razón al rechazarlo por mentiroso, maniobrero y mal gobernante, así lo han demostrado las protestas recientes de las comunidades de Clavijero, Cuatro Rayas y Rancho Chico. Y si Santiago Miranda se ha aventurado en buscar la reelección, a pesar de sus pésimos resultados, es muy su decisión de emprender el camino que lo llevará al fracaso.
Antorcha no se esconde para expresar su opinión, aún en la campaña electoral, porque hablar con la verdad y dar la cara es nuestra obligación porque respetamos al pueblo y le debemos lealtad. Opinar con argumentos abiertamente es contribuir a la formación de una verdadera conciencia crítica, pero calumniar bajo el anonimato es denigrar la práctica política y fomentar la fobia entre los ciudadanos. En esta campaña lo que hemos denunciado es el uso de recursos públicos por parte de Santiago Miranda para promover el voto a su favor y ahora escudarse en perfiles falsos para atacarnos. Los que atacan y calumnian en una campaña demuestran que no tienen propuestas creíbles para convencer.
De paso diremos que los ataques a nuestra organización no son nuevos, han existido desde que inició Antorcha y curiosamente los iniciaron los grupos más reaccionarios que se oponen a la organización y lucha del pueblo trabajador, pero ahora los morenistas, mal llamados de izquierda, hacen uso de esa misma arma para atacar hasta los que se consideran sus correligionarios.
Sin embargo, esas campañas de descalificación y calumnias se han topado con la realidad, porque nunca han sido demostradas. No es lo mismo afirmar que demostrar. Ya no falta mucho para que el pueblo de su veredicto.