La India siempre se ha esforzado por mantener una postura equilibrada en el conflicto palestino-israelí, si bien, en el contexto del actual conflicto en la Franja Gaza, los dirigentes del país no han dudado en inclinarse hacia Israel, solidarizándose públicamente con su Gobierno.
Como una muestra más de ese acercamiento, destaca la decisión de Nueva Delhi de prohibir cualquier protesta de solidaridad en Cachemira con los palestinos, al tiempo que ha pedido a los predicadores musulmanes que no mencionen en sus sermones el conflicto, que se ha cobrado más de 10 mil muertes en Gaza, informa AP.
La posición de la India ante la escalada del conflicto en Gaza quedó de manifiesto el 7 de octubre, el mismo día del ataque de Hamás contra el sur de Israel que dejó unos mil 400 muertos, cuando el primer ministro, Narendra Modi, expresó su apoyo al país hebreo. “Nos solidarizamos con Israel en esta hora difícil”, declaró el líder indio en sus redes sociales.
Cuatro días después, tras hablar con su homólogo israelí, Benjamin Netanyahu, Modi reiteró su apoyo a Israel,y escribió en su cuenta X que (el gobierno de) “la India condena firme e inequívocamente el terrorismo en todas sus formas y manifestaciones”.
No obstante, los dirigentes indios no pidieron un alto el fuego ni mencionaron la necesidad de crear un Estado de Palestina, algo que han afirmado muchos otros países de la región. El 27 de octubre, Nueva Delhi se unió a otros 44 países a la hora de abstenerse en una resolución de la Asamblea General de la ONU que llama a una “tregua humanitaria inmediata, duradera y sostenible” en la Franja de Gaza, que conduzca a un “cese de hostilidades”.
Sin embargo, la India no siempre ha apoyado a Israel. La política de Nueva Delhi hacia el conflicto árabe-israelí ha cambiado y ahora refleja sus nuevas prioridades en Oriente Medio.
Metamorfosis tras el fin de la Guerra Fría
Históricamente, la India ha apoyado a los palestinos, como lo demuestra el hecho de que votara en contra de la resolución de la ONU que en 1948 dio origen al Estado de Israel. Jawaharlal Nehru y otros líderes anticoloniales indios, marcados por su experiencia de la partición de la India y la creación de Pakistán —el primer país fundado sobre la base del nacionalismo religioso—, se oponían entonces a la idea de un Estado creado sobre la base del sionismo. Además, simpatizaban con la causa palestina y veían la difícil situación de los palestinos como una consecuencia directa del imperialismo británico.
En 1949, la India votó en contra del ingreso de Israel en la ONU, y las relaciones entre ambos países no se normalizaron plenamente hasta 1992. Asimismo, la India fue el primer Estado no árabe que reconoció a la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) como única y legítima representante del pueblo palestino en 1974. La India fue también uno de los primeros países en reconocer el Estado de Palestina en 1988.
Pero con el final de la Unión Soviética en 1991 y el colapso del mundo bipolar, el país cambió su postura. Desde el final de la Guerra Fría, la India ha tratado de diversificar sus proveedores de armas y uno de sus principales socios ha sido Israel. En 1999, Israel ayudó al Gobierno indio con armas y munición en el Conflicto de Kargil contra Pakistán, mientras que en el periodo de 1997-2000, el 15 % de todas las exportaciones de armas israelíes fueron a parar a la India. Según Alexéi Kupriánov, director del Centro Indo-Pacífico del Instituto de Economía Mundial y Relaciones Internacionales de la Academia Rusa de las Ciencias, las relaciones con Israel empezaron a desarrollarse cuando los gobiernos de derecha regían los destinos de la India. Con la llegada al poder de Narendra Modi, estas relaciones adquirieron el estatus de asociación estratégica. En 2015, Nueva Delhi se abstuvo en una votación del Consejo de Derechos Humanos de la ONU sobre un informe que criticaba la guerra de Israel contra Gaza y en 2017 Modi se convirtió en el primer ministro indio que visitó Israel.
La India también ha estrechado sus lazos económicos y diplomáticos con los Estados del Golfo, especialmente los Emiratos Árabes Unidos (EAU), y ha diversificado sus relaciones históricamente más estrechas con Irán y Egipto. Estos cambios han coincidido con el acercamiento gradual entre EAU e Israel, que culminó con la firma de los Acuerdos de Abraham en 2020.
En la postura de la India confluyen varios factores, siendo uno de ellos la celebración de elecciones generales en 2024. Con los comicios en el horizonte, el gobernante Bharatiya Janata Party ha adoptado una postura inequívoca para ganarse el apoyo del electorado conservador hindú, que conforma el núcleo de su apoyo. El primer ministro Modi supera a su rival más directo por 36 puntos, lo que le permite prescindir del apoyo de un electorado musulmán solidario con los palestinos.
Además, la India lleva mucho tiempo sufriendo atentados terroristas de milicianos islamistas en su conflicto con Pakistán. En este contexto, Modi ya había comparado los ataques de la India contra bases en la Cachemira controlada por Pakistán con las operaciones encubiertas de Israel contra milicianos en suelo extranjero, sugiriendo que “merece la pena emular la destreza militar de Israel”.
Sin embargo, esta postura pone al Gobierno de Modi en una situación difícil. La escalada del conflicto y el aumento de víctimas civiles hacen que la posición de la India difiera de la de los países del Sur Global, que han apoyado en su mayoría al bando palestino. Asimismo, una demostración de amistad excesiva con Israel podría romper los lazos estratégicos establecidos en los últimos años con los Estados del Golfo, principalmente con EAU y con Arabia Saudita, cuyo apoyo es necesario para que la India ponga en marcha proyectos económicos, al tiempo que resulta crítico en el contexto de la permanente crisis en las relaciones con Pakistán.