La administración de Claudia Rivera pasó con más penas que glorias; el Gobernador le dio la espalda, se vio envuelta en escándalos de moches, perdió la reelección, y, por si fuera poco, no pudo cumplir su palabra de “arreglar el zócalo”.
Este fin de semana, personal del ayuntamiento empezó a derribar el cerco de madera que protegía las importantísimas obras del zócalo del ojo curioso y crítico de la capital.
En el trienio de Claudia Rivera no dio a los poblanos obras, tampoco servicios, tampoco los atendió en la pandemia, sino que los dejó a su suerte.
¡Y ahora, ni su zócalo remodelado pudo dejar! En octubre se va y lo único que deja en los poblanos son las ganas de no tener otro gobernante así.
Como todos los fines de semana, el primer cuadro de la ciudad se llena de gente y este fin no fue la excepción, con la peculiaridad que ahora pudieron tomar asiento en las polvosas banquetas del zócalo; en hileras apretadas iban las familias.
Que esas familias recuerden, también, que el virus no se ha terminado. Y no es momento para disfrutar sin precauciones lo magnifico del zócalo de la capital, remodelado o no.