A propósito de este mes de ceremonias de graduación, antes de la emergencia sanitaria había diversas precariedades en el ámbito educativo como la falta de subsidio, problemas en cuanto a horas e infraestructura, sin embargo, fue precisamente la contingencia la que elevó estos problemas a tope, desbordando esa crisis.
Niños y jóvenes perdieron aprendizajes equivalentes a por lo menos 2 años de escolaridad, y 630 mil estudiantes entre 6 y 17 años interrumpieron sus estudios, pese a ello el gobierno federal redujo el presupuesto para educación en 2%, es decir, cerca de mil millones de pesos para la educación.
De acuerdo con la UNESCO, los estados que más registran rezago educativo son Chiapas, Oaxaca y Guerrero, este último que ha superado los niveles de violencia y derramamiento de sangre.
Mientras tanto, en Puebla la Secretaría de Educación Pública (SEP) estima que hay un millón 769 mil 431 poblanos que se encuentran en esta condición, por lo que la entidad se encuentra en el sexto lugar a nivel nacional.
Sin recurso, sin plazas ni horas para maestros, con la creciente inseguridad que ahora descaradamente entra a las instituciones a intimidar y agredir a los estudiantes ¿Qué le queda a la juventud?