A pesar de los innumerables comentarios de la prensa occidental en ese sentido, Evgueni Prigozhin nunca quiso dar un golpe de Estado contra el presidente ruso Vladimir Putin. Quizás pretendió, chantajearlo para conservar los privilegios que él mismo ha acumulado desde que creó su firma de seguridad privada. Pero acabó volviendo a la razón y reincorporándose a su función.
Los mandos militares rusos pretendían reestructurar las fuerzas armadas y disolver las firmas privadas, integrando a sus hombres a las tropas regulares. El presidente Putin había fijado una fecha límite para hacerlo: el 1º de julio. El mes pasado, el ministerio de Defensa envió cuestionarios a las diferentes firmas militares privadas para planificar su incorporación al ejército. Pero el grupo Wagner se negó a responder y Prigozhin intensificó sus insultos contra el ministro de Defensa y contra el jefe del estado mayor.
La creación de firmas militares privadas, como el grupo Wagner, fue una idea a la que el presidente Vladimir Putin dio luz verde como medio de poner a prueba nuevas formas de mando antes de proceder a seleccionar las mejores para aplicarlas en las fuerzas armadas rusas. Durante varios años, en efecto, esas firmas militares privadas han ensayado muchos métodos de mando diferentes, demostrando a menudo su eficacia.
Aunque la experiencia estadounidense en este aspecto, ha resultado una catastrofe, esas empresas privadas militares nunca criticaron al secretario de Defensa o al jefe del Estado Mayor, como si lo hizo durante dos meses Evgueni Prigozhin.
Ningún Estado del mundo habría tolerado que el jefe de una firma militar privada publicara diariamente ¡durante dos meses! videos y críticas incendiarias contra los jefes de las tropas regulares, incluso en medio de una operación militar de gran importancia, como es la operación militar especial en Ucrania. Pero eso era lo que hacía Evgueni Prigozhin… ¡en Rusia!
Conviene precisar que los elementos rusos de Wagner no pueden ser considerados mercenarios, son individuos que luchan por su país y a quienes se paga por asumir riesgos que los jefes militares no pueden imponer a los soldados regulares. Ahora bien, la definición de “mercenarios” se refiere a aquellos que luchan, por dinero, bajo las órdenes de una potencia extranjera.
En todo caso, Evgueni Prigozhin se lanzó en una aventura digna de los oligarcas de la época de Boris Yeltsin. Prigozhin afirma que el ministro ruso de Defensa, Serguei Choigu, viajó a Rostov del Don para supervisar el bombardeo contra los hombres de Wagner. Prigozhin incluso acusa a Choigu de haber asesinado así a algunos hombres de Wagner. Y, finalmente, el propio Prigozhin abandona el frente ucraniano para presentarse en Rostov del Don y tomar posesión del cuartel general del ejército en esa ciudad. Luego anuncia que marchará sobre Moscú con 25 mil hombres de Wagner para ajustarles cuentas al ministro de Defensa y al jefe del estado mayor ruso.
En su último video, Prigozhin declara: “Estábamos dispuestos a hacer concesiones al ministerio de Defensa, a entregar nuestras armas, a encontrar una solución sobre la manera de que continuáramos defendiendo el país (…) Hoy, ellos atacaron con cohetes nuestros campamentos. Numerosos soldados han muerto. Vamos a decidir de qué manera reaccionaremos ante esta atrocidad. Ahora es nuestro turno de hacer nuestra jugada. Este monstruo, el ministro de Defensa Choigu, será arrestado”.
El intento de “golpe de estado” de Evgueni Prigozhin no hubiera modificado el panorama militar en Ucrania porque no cuentan con suministros propios ni la capacidad militar para derrotar al ejército ruso. No obstante, la OTAN, que inmediatamente puso sus esperanzas en la rebelión de Prigozhin, movilizó a sus agentes “durmientes” en Rusia. Washington y Londres esperaban concretar por fin el proyecto de dividir Rusia que no lograron llevar en 1991.
Mientras tanto, los servicios de seguridad rusos, que desde el principio observaban a todos los protagonistas desde la sombra, detuvieron in fraganti a todos los traidores que empezaron a moverse, tanto en Rusia como en Bielorrusia.
En menos de un día, todas las autoridades de la Federación Rusa reiteraron su fidelidad al Kremlin. El presidente Vladimir Putin habló a sus compatriotas por televisión llamando absurda la rebelión y enfatizando: “salvaremos lo que es precioso y sagrado para nosotros. Venceremos todas las pruebas, nos haremos todavía más fuertes”.
En lo que quedaba del día, el presidente bielorruso, Alexander Lukachenko, ya alertado por el presidente Putin, se puso en contacto con Prigozhin, al parecer lo convenció de renunciar a sus planes y de revocar las órdenes que había dado a sus hombres. El presidente Putin se comprometió a respetar el acuerdo aceptado por el “rebelde” Prigozhin y este último anunció que renunciaba a su proyecto de “detener” al ministro de Defensa Choigu y al jefe del Estado Mayor Guerasimov.
Finalmente, el gobierno ruso ha llamado a los militares de Wagner a integrarse al ejército regular, o si prefieren regresar a sus casas o bien trasladarse a Bielorrusia con Prigozhin.
Con información de voltairenet.org