Por Gerardo Pérez
¿Quién mece la cuna?
¿Quién –quiénes– tiene la misión y objetivo de derribar a Manuel Bartlett Díaz de la Dirección General de Comisión Federal de Electricidad?
En un primer tiempo fue claro el “fuego amigo” aderezado contra Bartlett al exhibir sus propiedades bajo el supuesto de ocultarlas y no haberlas anotadas en su declaración patrimonial, su relación sentimental y participación de su hijo en licitaciones del gobierno federal.
Y hace 10 días la revista Proceso –de nueva cuenta– retomó caso del agente de la DEA Enrique Camarena, asesinado en Guadalajara en febrero de 1985, inculpando del crimen a Bartlett, quien fuera Secretario de Gobernación del Presidente Miguel de la Madrid.
Lo que llevó a que el viernes pasado, el Director de la CFE tuviera que salir, por enésima vez, a rechazar que “la DEA lo esté investigando”.
Casualmente, el mismo día, Julio Hernández López en su columna Astillero de la Jornada publicó:
“A LOS RECIENTES señalamientos de que agencias de Estados Unidos insisten en apuntar de manera crítica al ex priista poderoso en relación con el asesinato del agente de la DEA Enrique Camarena, se añade que ahora la principal plataforma de difusión de contenidos audiovisuales en línea, Netflix, estrenará a mediados del mes entrante un documental titulado Red Privada: ¿Quién mató a Manuel Buendía?
DIRIGIDA POR MANUEL Alcalá, producido por Inna Payán y Gerardo Gatica, y narrada por Daniel Giménez Cacho, la historia del influyente columnista, asesinado el 30 de mayo de 1984 en la Zona Rosa de la Ciudad de México, constituye un asomo al inicio de la cadena de crímenes políticos que ha sucedido en nuestro país, en este caso cuando presidía Miguel de la Madrid y el secretario de Gobernación era Manuel Bartlett.
EL AUTOR INTELECTUAL de ese asesinato fue José Antonio Zorrilla, quien era titular de la temible Dirección Federal de Seguridad (DFS), la policía política del régimen que, además, tenía lazos de protección directa a los capos predominantes de la época. El ejecutor material fue Rafael Moro Ávila, quien formaba parte de un grupo de élite de la propia DFS.
Ha de señalarse que la DFS estaba adscrita a la Secretaría de Gobernación que ejercía Bartlett, quien no vio ni encontró, desde esa oficina privilegiada en cuanto a información, nada que incriminara a Moro ni a Zorrilla”, concluye texto del periodista Julio Hernández.
El mismo viernes, Raymundo Riva Palacio, en Estrictamente Personal de El Financiero, tituló su columna: “Bartlett, en capilla”:
“Un reportero de Proceso le preguntó al presidente Andrés Manuel López Obrador sobre la investigación abierta contra Manuel Bartlett por el caso Camarena”, quien respondió:
“Independientemente de la responsabilidad o no que pueda tener el licenciado Bartlett, lo que es evidente, público y notorio, es que se trata de campañas de descrédito de la revista Proceso y de la mayoría de los medios.
“En el corazón de Palacio Nacional, el tema de Bartlett fue abordado por el Presidente con el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, a finales de mayo, después de que el corresponsal de Proceso en Washington, Jesús Esquivel, publicó fragmentos inéditos y extraordinarios del expediente de Camarena Salazar, torturado y asesinado por el Cártel de Guadalajara, que revelan que Bartlett estuvo en la casa donde torturaron y mataron a Camarena el 7 de febrero de 1985, el mismo día que lo privaron de su libertad.
“Las acusaciones nunca habían sido tan detalladas como hasta ese momento, pese a que en 1990 Víctor Lawrence Harrison, un testigo protegido de la DEA, describió en un tribunal de Los Ángeles el involucramiento de Bartlett con el Cártel de Guadalajara, su participación en el asesinato de Camarena y, además, de Manuel Buendía, el columnista político más importante en México de los últimos 50 años, por quien pagaron con la cárcel los más altos jefes de la extinta Dirección Federal de Seguridad, que respondía al secretario de Gobernación, el hoy director de la CFE.
“La publicación de esos fragmentos prendió el semáforo rojo en la Cancillería. Ebrard le recomendó que no hiciera una defensa de Bartlett antes de que se iniciara el proceso en Estados Unidos y le notificaran al gobierno mexicano. Lo que inexplicablemente no precisó Ebrard, es que el caso no iba a iniciar, porque en realidad no ha cerrado. La preocupación del Presidente giraba en torno a los problemas que podría atraerle a Bartlett, quien es uno de sus principales aliados.
“Lo expuesto por Esquivel era la respuesta de la DEA a los ataques de López Obrador contra la agencia, en el contexto de un renovado interés prioritario del gobierno de Estados Unidos contra la violencia del crimen transnacional. En las últimas tres semanas, la vicepresidenta Kamala Harris, los directores de la CIA, el secretario de Seguridad Territorial, Alejandro Mayorkas, y altos funcionarios del Consejo de Seguridad Nacional encargados en México, estuvieron en este país donde abordaron un tema que mostró dónde hay una preocupación unánime en Washington, el incremento del narcotráfico a través de la frontera común –en particular el fentanilo, que cruza por tierra– y la posibilidad de que gobiernos hostiles a Estados Unidos u organizaciones terroristas puedan utilizar las redes y logística de los cárteles mexicanos para atacar a esa nación.
“Un periodista de Proceso fue quien obligó a López Obrador a hablar sobre el problema que tiene Bartlett con la justicia estadounidense, en donde no fijó postura sobre su culpabilidad o inocencia, pero sí buscó ubicar todo dentro de su narrativa.
“Cada vez que lo consideran necesario, sacan el expediente, dijo el Presidente. Y no sólo eso, para afectar al licenciado Bartlett, sino para afectarnos a nosotros.
“Tiene que ver con el descrédito a nuestro proyecto; es parte de la campaña de desinformación, de ataques por el proceso de transformación… Bartlett ahora es el encargado de la industria eléctrica y está enfrentando a grupos de intereses creados”, termina larga pero necesaria cita del periodista Riva Palacio.
Mañana continuará el tema “Nueva embestida contra Bartlett”, porque quien amenazó con expulsar a la DEA de México fue el Mandatario Nacional y no el titular de la CFE, pero como Bartlett es el “villano favorita” de la DEA…
¿O no es así?
Al tiempo.