Este lunes el aún diputado con licencia Gabriel Biestro anunció que acudirá a la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia de Morena para exigir la expulsión de Carlos Evangelista Aniceto y de Edgar Garmendia de los Santos.
El destierro del líder estatal y del enlace del partido en el estado se debe dar, dice, por la venta de candidaturas y porque Evangelista se despachó con la cuchara grande las plurinominales para él y su esposa.
Morena criticó desde su fundación la venta de candidaturas que acusó era práctica recurrente en partidos como el PRI y el PAN, pero este periodo electoral dejó al descubierto que estas acciones siguen enquistadas en el partido oficial.
La venta de candidaturas y las ‘imposiciones’ que pudimos ver de parte de la dirigencia estatal dejaron por demás descontenta a la militancia, sobre todo a la que ya se sentía candidato y, en mayores sueños, presidente o diputado.
He aquí donde entra Gabriel Biestro.
Si bien es cierto que es deber de los militantes de un partido señalar los errores y deficiencias a corregir, los motivos de Biestro Medinilla no se ostentan en la crítica camaraderil, en el afán de rescatar un partido que poco a poco se ha venido desgastando debido a las malas prácticas.
Algo habrá de eso, pero no lo es todo.
Nadie se engañe: Biestro busca venganza.
No supera que la dirigencia estatal le dio la espalda y eligió a Claudia Rivera y a él lo dejaron sin puesto alguno para el próximo periodo.
Y todavía menos el que le quitaron la candidatura para enviar a Rivera al fracaso.
¿Amor al partido? ¿venganza? ¿Visión de futuro rumbo a la dirigencia? ¿Cuáles son los motivos de Biestro?