Por Diana Segovia
No pararemos hasta que se haga justicia. Los miembros del Movimiento Antorchista Nacional nos encontramos sumamente indignados ante el crimen atroz que se cometió en Chilpancingo de los Bravo, Guerrero. Se trató pues de un acto fiero y encarnizado en contra de una mujer, un hombre y un pequeño niño que contaba con escasos 5 años 7 meses. Una familia prometedora, llena de bondad y honestidad, entregados los tres a la lucha por la liberación del pueblo trabajador mexicano (aunque Vladimir era un niño, conocía la causa revolucionaria de nuestro movimiento y me atrevo a decir que ama a su pueblo tanto como sus padres).
Desde el nacimiento de nuestra organización, la clase ricachona y su puñado de perros fieles que hoy en día dirigen el poder político de la nación nos han atacado y han cometido un sin fin de crímenes políticos en contra de los revolucionarios que buscan un cambio social. Nos han arrebatado a miembros destacados de nuestras filas por el simple hecho de cumplir con su loable labor de concientización y organización de los desamparados, quienes han padecido un sin número de injusticias generadas por las contradicciones del capitalismo. Nos repugna completamente este acto criminal y dejamos claro a las autoridades que protestaremos sin descanso hasta que los autores intelectuales y materiales del asesinato ocurrido el pasado 12 de abril reciban cadena perpetua.
A la opinión pública queremos decir que no hablamos sin argumentos, los cuerpos de nuestros compañeros Conrado Hernández Domínguez, Mercedes Martínez Martínez y su pequeño hijo Vladimir fueron encontrados en el asiento trasero de un automóvil que fue arrojado intencionalmente por los perpetradores para tratar de borrar las huellas del abracadabrante delito. Asimismo, la autopsia revela que no fue un accidente vial, pues pese al intento de ocultar el siniestro, la necropsia reveló que a los adultos los mataron a golpes y al pequeño lo asfixiaron. Más claro que el agua no puede ser, bestiales actos fueron cometidos por humanos salvajes y sanguinarios, a los que sin duda les encoleriza que el pueblo se organice y luche. Ya dijeron, los mataron por antorchistas, por trabajadores, porque su actuar era valioso para el pueblo y porque nuestros camaradas eran, son y seguirán siendo queridos y admirados por el pueblo.
Dejo en claro una cosa, este crimen no es obra de la casualidad, es la consecuencia de incontables ataques que los antorchistas hemos recibido por parte del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien al no poder derrotarnos con hechos, afila su lengua y nos calumnia desde el púlpito de la mañanera o del foro que disponga. Desde aquí, hago el mismo llamado que nuestro vocero nacional, Homero Aguirre Enríquez: “una vez más, que el presidente de la República y otros que lo imitan desde algunas gubernaturas, dejen de atacarnos y calumniarnos sembrando un clima de linchamiento contra personas indefensas”.
Por último, invito a la ciudadanía a que se solidarice con nosotros, el Movimiento Antorchista Nacional lo ha hecho con muchos; la violencia que está padeciendo nuestro país es la consecuencia de una política errónea que no nos llevará a nada diferente de lo que ya vivimos. No voten por los enemigos del pueblo, no regalen su voto ni acepten programas que se pagan con los propios impuestos que genera el consumo de los trabajadores, que no les den gato por liebre, la pobreza y los males de la sociedad no culminarán hasta que los oprimidos tomen el poder en sus manos.