El partido del Presidente sufrió un descalabro por la disminución de su número de electores, el rechazo a la política del gobierno de la 4T en la mayoría de las entidades del país y la pérdida de sus principales bastiones.
Por Trinidad González/Abigail Cruz Guzmán
A pesar de la felicidad manifestada públicamente por el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) por los resultados electorales que le permitirían a su gobierno ejercer libremente el Presupuesto de Egresos de la Federación y la posibilidad de alcanzar la mayoría calificada, mediante negociaciones con el Partido Revolucionario Institucional (PRI) o con cualquier otro (hasta con sus peores enemigos); y a pesar de haber obtenido 11 de las 15 gubernaturas en disputa, su triunfo no fue de la contundencia que esperaban AMLO y su partido, que confiaban en arrasar en los pasados comicios. Por el contrario, el partido del Presidente sufrió un descalabro por la disminución de su número de electores, el rechazo a la política del gobierno de la “Cuarta Transformación” (4T) en la mayoría de las entidades del país y la pérdida de bastiones tan importantes como la Ciudad de México (CDMX) donde la población le cobró caros sus errores retirándoles su apoyo y votando por sus contrincantes.
Incluso el resultado de los comicios en los que se renovaron las 500 diputaciones de San Lázaro le fue notoriamente adverso, porque no podrá hacer cambios a la Constitución General de los Estados Unidos Mexicanos ni podrá eliminar los órganos autónomos que aún sobreviven, como es el caso del Instituto Nacional Electoral (INE), al que AMLO y su partido pretenden someter.
Otro revés indirecto del Presidente y Morena fue la magra votación de los partidos Redes Sociales Progresistas (PRSP), Fuerza México (PFM) y Encuentro Social (PES) –ligados al proyecto de la 4T– que al no captar el mínimo de tres por ciento de los votos en su primera competencia electoral perdieron la oportunidad de registro político requerido.
Sin embargo, una de las más dolorosas reprimendas del electorado nacional a los morenistas fue la pérdida de nueve de las 16 alcaldías de la capital de la República, donde desde hace 24 años (1997) la llamada “izquierda mexicana” –primero con las etiquetas del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y ahora con la de Morena– gobernaba más del 80 por ciento de las posiciones.
Ante la reconfiguración de las fuerzas políticas en la Cámara de Diputados, que obligará a Morena a buscar alianzas con otros partidos para concretar sus iniciativas, el Presidente expresó sentirse “feliz, feliz” y adelantó que “podría lograr un acuerdo con legisladores del PRI” para integrar el presupuesto de 2022 donde se dé prioridad a sus programas sociales.
En su conferencia matutina del pasado ocho de junio, el Presidente acusó a los dirigentes de la Alianza Va por México –integrada con los partidos Revolucionario Institucional (PRI), Acción Nacional (PAN) y PRD– de evitar esta orientación en el gasto público del año próximo: “La aprobación del presupuesto era lo que más nos importa, eso querían manejar los conservadores, ya se tiene el presupuesto, ya está asegurado… ya está garantizado para las becas, las pensiones y todos los apoyos de los programas sociales.
“Con la mayoría simple (en la Cámara de Diputados), que es la mitad más uno, la tenemos de manera holgada: ya se tiene el Presupuesto, ya está asegurado el que continúen las pensiones”, afirmó porque precisamente el conteo de votos del Programa de Resultados Preliminares (PREP) del INE confirmaba que las cosas no le habían ido bien a Morena y a algunos de sus candidatos.
Cuestionado sobre la disminución de legisladores de su partido en la Cámara de Diputados, afirmó: “si se quisiera tener mayoría calificada, que son las dos terceras partes, se podría llegar a un acuerdo con legisladores del PRI o cualquier otro partido, pero no se necesitan muchos para hacer una reforma constitucional”. Sin embargo, en los hechos estará impedido para reformar la Carta Magna porque Morena tampoco tiene mayoría en el Senado.
El Artículo 135 de la Constitución establece: “Para que las adiciones o reformas lleguen a ser parte de la misma, se requiere que el Congreso de la Unión, por el voto de las dos terceras partes de los integrantes presentes, acuerde las reformas o adiciones, y que éstas sean aprobadas por la mayoría de las Legislaturas de los estados”.
AMLO advirtió que, según el PREP, la coalición Juntos Haremos Historia –integrada por Morena y los partidos del Trabajo (PT) y Verde Ecologista de México (PVEM)– ganó las gubernaturas de 11 estados, que el Verde triunfó en San Luis Potosí, el PAN en Chihuahua y Querétaro y Movimiento Ciudadano (MC) en Nuevo León. Con estos resultados Morena gobernará en 17 entidades; el PAN en ocho; el PRI en cuatro; el MC en dos; y el PVEM en una.
En la Cámara de Diputados –con el conteo del 99 por ciento del PREP– Morena tendrá 200 diputados; el PT 33 y PVEM 42, por lo que la coalición Juntos Haremos Historia tendrá 275 legisladores; incluidos los diputados de mayoría relativa y plurinominales o de representación proporcional. El PAN tendrá 115 diputados; el PRI, 72; y el PRD, 14. En total la alianza Va por México dispondrá de 201 legisladores y MC de 24 escaños.
Revés en la CDMX
Aunque AMLO no quiso reconocer abiertamente “el descalabro” morenista en la CDMX, lo hizo implícitamente cuando lo atribuyó a la “guerra sucia” de la prensa contra su gobierno y su partido. “En el caso de la Ciudad hay más bombardeo de medios de información, es aquí donde se resiente más la guerra sucia, aquí se puede leer la revista The Economist, aquí está todo”.
El mandatario olvidó que en las alcaldías donde los electores favorecieron a la alianza PAN-PRI-PRD habitan la mayoría de las familias de clase media, uno de los sectores sociales más afectados por el gobierno de la 4T y sus colaboradores.
Según el PREP, del Instituto Electoral de la Ciudad de México (IECM), la capital de la República quedará dividida geográfica y políticamente a la mitad, ya que la región oriente, integrada con siete alcaldías, serán gobernadas por la coalición Morena-PT, en tanto que la alianza entre PRI, PAN y PRD encabezará ocho y una el PAN.
Morena gobernaba 11 alcaldías hasta antes de las elecciones del seis de junio: Álvaro Obregón, Gustavo A. Madero, Magdalena Contreras, Miguel Hidalgo, Iztacalco, Iztapalapa, Azcapotzalco, Tlalpan, Xochimilco, Cuauhtémoc y Tláhuac. Hasta el cierre de esta edición, cuando se había computado el 97.1 por ciento de los votos, se habían capturado 12 mil 794 de 13 mil 175 actas de escrutinio.
Los ganadores de la alianza Va por México son Margarita Saldaña, en Azcapotzalco; José Giovani Gutiérrez, en Coyoacán; Luis Gerardo Quijano, en Magdalena Contreras; Adrián Rubalcava, en Cuajimalpa; Lía Limón, en Álvaro Obregón; Sandra Xantall Cuevas, en Cuauhtémoc; Mauricio Tabe, en Miguel Hidalgo; Eliana González, en Tlalpan y Santiago Taboada, en solitario por el PAN, en Benito Juárez.
Morena y el PT se quedan con las alcaldías territorialmente más grandes de la CDMX, Iztapalapa y Gustavo A. Madero, ubicadas en el oriente y encabezadas por gente muy cercana a la presidenta Clara Brugada y Francisco Chíguil, respectivamente, así como Iztacalco, con Armando Quintero; Milpa Alta con Judith Vanegas; Tláhuac con Araceli Hernández y Venustiano Carranza, con Evelyn Parra.
En Xochimilco aún no se definía al ganador, porque la votación fue muy cerrada entre Gabriel Del Monte Rosales, de la alianza PRI-PAN-PRD y José Carlos Acosta Ruiz, de Morena-PT, quien tenía una ventaja de casi un punto porcentual, es decir de mil 352 votos.
El triunfo de la alianza Va por México desmintió al dirigente nacional de Morena, Mario Delgado quien, la noche del domingo, anunció que la “CDMX seguía siendo territorio Morena” con el supuesto triunfo de 14 alcaldías.
A las labores deficientes de la jefa de gobierno Claudia Sheinbaum al frente de la CDMX, y el grave accidente de la Línea 12 del Metro, que costó la vida a 26 personas, se suman la falta de resultados del Gobierno Federal en sus primeros dos años y medio, y la evaluación negativa en medios y analistas políticos.
Una de las críticas más recientes provino de la revista inglesa The Economist, que entre otros temas escribió: “Su plan de plantación de árboles ha animado a los agricultores a talar árboles viejos para que se les pague por plantar otros nuevos. Su política de ‘abrazos, no balas’ para los gánsteres no ha logrado reducir una tasa estratosférica de asesinatos (la más alta de la historia reciente)”.
La publicación británica señaló también que, a pesar de sus críticas a la corrupción, ésta no ha parado en su gobierno; y con respecto a su mala conducción de la crisis sanitaria generada por la pandemia del Covid-19, le criticó, en especial, que hasta ahora haya gastado muy poco para amortiguar sus efectos económicos.
El bloque opositor
Una vez concluido el proceso electoral intermedio, los partidos políticos que conformaron la coalición opositora analizan mantenerse unidos durante la legislatura que iniciará sus actividades parlamentarias a partir de septiembre de este año.
En conferencia conjunta, los dirigentes nacionales del PAN, PRI y PRD coincidieron en que la alianza electoral Va por México integrará un “bloque homogéneo” en la próxima legislatura de la Cámara de Diputados. Se mantendrán unidos porque consideran que individualmente no tendrán el mismo peso político y afirmaron que, en función de este objetivo, no harán “acuerdos en lo oscurito”.
Marko Cortés Mendoza, presidente nacional del PAN, indicó que Morena y sus aliados no tienen la mayoría calificada y que “sumados el PRI, PAN y PRD son muy relevantes pero divididos no podrían cumplir con el mandato que les dieron en las urnas”. Para los panistas, los grandes perdedores del proceso del seis de junio son los presidenciables de Morena, Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard.
“Hablamos del esfuerzo que todos debemos hacer para cohesionar a nuestras bancadas, unidad de propósito, que todos tengamos claridad del mandato popular que recibimos, y que sepamos que en lo individual cada legislador no cumple el cometido. Por eso es necesario ser un bloque de protección constitucional, de las instituciones, de la libertad, de la democracia”, sostuvo Cortés.
El dirigente priista Alejandro Moreno aseveró que la pérdida de las gubernaturas por cuenta de su partido no fue “un descalabro” porque obtuvieron una mayor cantidad de votos, más legisladores y alcaldías, por lo que en la Cámara de Diputados “iremos en bloque y nada de acuerdos en lo oscurito”.
“El tema es estar juntos, unidos en este bloque; cada partido tiene sus mecanismos al interior; se trabajaron en perfiles, proyectos, en estar en un bloque homogéneo para verdaderamente ser un contrapeso, que para ello la gente les dio su confianza (y si les dio ésta) fue porque presentaron una propuesta (común). Y nosotros estaremos muy atentos desde el partido con la bancada del PRI en el Congreso de la Unión para ser un bloque sólido, estar juntos, pensar en el país y defender instituciones”, explicó el priista.
Por su parte, Jesús Zambrano, líder del PRD, afirmó que durante el proceso electoral siempre se actuó en alianza y que ésta se mantendrá con el trabajo parlamentario mediante bloque en San Lázaro. El dirigente aclaró que su partido libró, con un margen muy reducido, la pérdida de su registro y reconoció que fue la coalición con PAN y PRI como pudo evitar aquélla.
Anticipó que no habrá ningún legislador de la coalición legislativa que vaya a moverse en contra de los postulados y aseveró que Morena logró “una mayoría de votos porque operó la delincuencia organizada, operaron las fuerzas de autoridades pertenecientes a su partido y hasta la Guardia Nacional (GN) en algunos casos, protegiendo a la delincuencia organizada”. El PRD perdió el gobierno estatal de Michoacán por Morena.
Por ahora, Va por México visualiza cómo moverá sus piezas en San Lázaro. Marko Cortés anunció que Jorge Romero y Santiago Creel serán los encargados del PAN para conformar el bloque; y Alejandro Moreno aseguró que el PRI no descarta la posibilidad de que sus legisladores busquen diálogo y consenso con los diputados del MC y el Verde. Además, no descartaron ir juntos en los procesos electorales de 2022, 2023 y las presidenciales del 2024.
INE, bien evaluado
Pese a los ataques que el Presidente encabezó en su contra durante los meses pasados, el INE salió bien librado del proceso electoral. De acuerdo con una encuesta del Gabinete de Comunicación Estratégica (GCE), el 62.1 de los consultados tiene una opinión favorable de su labor; el 47.8 por ciento la calificó de “buena” y 14.3 por ciento de “muy buena”. Solo el 12.4 por ciento tiene una opinión “muy mala” y 13.7 por ciento “mala”.
Antes de las elecciones, esa misma empresa preguntó a algunos mexicanos: ¿qué tanto confía en que el INE realizará un proceso transparente en esta contienda electoral: confía mucho, algo, poco o nada? El 24.5 por ciento de los encuestados expresó confiar “mucho” y el 34.1 por ciento mostró que “algo”, por lo que el resultado de confianza en el instituto fue del 58.6 por ciento; el 22 por ciento opinó confiar “poco” y el 16.1 por ciento “nada”.
En abril pasado, el Presidente proyectó la desaparición del INE como propuesta genérica de eliminar los órganos autónomos del Estado mexicano. Cuando uno de los reporteros le planteó que las funciones del organismo electoral no irían a ninguna dependencia del Gobierno Federal sino al Poder Judicial.
Además, desde el inicio del proceso electoral, es decir, desde octubre del año pasado, atacó con recurrencia al consejero-presidente del INE, Lorenzo Córdova, a quien ha tachado de conservador, entre otros calificativos. Pero sus denostaciones han incluido a todos los consejeros y a los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF).
Una encuesta que el GCE realizó antes de las elecciones reveló que el 79.5 acudiría a votar el seis de junio. A la pregunta: ¿qué tan seguro, muy seguro, algo, poco o nada seguro estaba de acudir a votar a las urnas?, el 64.6 por ciento opinó que estaba muy seguro; casi 15 por ciento algo seguro; y el 17.7 por ciento entre poco y nada seguro.
Tal pronóstico no estuvo alejado de lo ocurrido el domingo seis de junio, pues ejercieron su voto entre el 51.7 y el 52. 5 por ciento de los 93 millones de personas que integran el padrón electoral, porcentaje de participación muy superior al 40 por ciento promedio de las elecciones intermedias de las décadas pasadas.
“Y a pesar de los embates contra el INE desde la Presidencia y Morena, una vez mas la institución cumplió, y con creces, su función. Sin duda salió fortalecida su autonomía, sin la cual no podría cumplir cabalmente sus tareas; lo ocurrido demostró que es una condición necesaria para que la autoridad ofrezca garantías de imparcialidad a todos”, reveló en un artículo publicado en el diario El Universal el académico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) José Woldenberg, quien fue director del Instituto Federal Electoral (IFE-INE) en los años 90.