En el informe publicado hoy por la Organización Internacional de Trabajo (OIT) se indica que “uno de cada 6 niños entre 5 y 17 años trabajan; también informa que, uno de cada 8 niños en el mundo siguen expuestos a las peores formas de trabajo infantil, que ponen en peligro el bienestar físico, mental y moral del niño”.
Muchas son las formas de trabajo infaltil: “niños que piden dinero en las esquinas y limpian carros en los semáforos; niños que limpian zapatos y venden periódicos en las calles, o empacan productos en mercados; niños que, incluso, trabajan en áreas peligrosas de construcción, industrias, minas y agricultura, en los que ponen en riesgo su salud y seguridad. Estas son escenas repetidas en el mundo, por suerte, ninguno es cubano. Y si apareciera alguno, muy probablemente será denunciado, identificadas las causas y se buscarían soluciones”; así lo describe Yaima Cabezas en su artículo titulado “La indigencia infantil en el mundo” y publicado en CubaSi.
Las causas de este fenómeno, aparte de la extrema pobreza de las familias, se puede encontrar en conflictos de distinta naturaleza, violentos o no, pero que generan inestabilidad y situaciones vulnerables que marcan las vidas de los niños, muchas veces para siempre.
El fenómeno de trabajo infantil también se presenta en países desarrollados, a pesar de que en teoría los gobiernos establecen estrategias en educación, salud y otros factores para evitar este problema.
En todos los casos los gobiernos deberían instrumentar políticas públicas para erradicar el trabajo infantil; así mismo, debiera haber una cooperación internacional para asegurar un desarrollo óptimo de todos los niños del mundo.