Las autoridades informaron que al menos 46 personas fueron detenidas en una nueva jornada de protestas contra la reforma de las pensiones del Gobierno francés.
Una nueva jornada de protestas contra la reforma de las pensiones del Gobierno de Francia derivó en enfrentamientos entre la Policía y manifestantes en la capital del país.
Participantes en las protestas en París volvieron a incendiar contenedores de basura y lanzaron fuegos artificiales hacia las fuerzas del orden. En respuesta, los policías usaron gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes.
En la Plaza de la República un uniformado lanzó una granada de gas lacrimógeno a la muchedumbre, la cual explotó directamente en la cara de un manifestante.
Las manifestaciones están motivadas porque el mandatario francés Emmanuel Macron impuso con el respaldo del aparato estatal una nueva ley sobre pensiones, desafiando una contundente oposición popular y prescindiendo incluso del voto del Parlamento.
Por su parte, Macron dijo que un voto representaba una amenaza intolerable a la estabilidad de los mercados financieros, que no tolerarían un resultado en contra y sostuvo: “Mi interés político y mi voluntad política eran perseguir un voto (en la Asamblea Nacional sobre los recortes)… Pero considero que, en la situación actual, los riesgos financieros y económicos eran demasiado grandes”.
Macron no ha considerado la oposición de las tres cuartas partes del pueblo francés a sus recortes presupuestales y la huelga de millones de trabajadores en contra de sus reformas; por lo que, ha recurrido a disposiciones arcaicas de la Constitución francesa, imponiendo los recortes por decreto, a menos que el Parlamento vote a favor de tumbar su Gobierno.
Así mismo, está enviando a decenas de miles de policías antimotines fuertemente armados para atacar las protestas que han estallado en toda Francia.
Analistas, opinan que en francia se está desarrollándo un enfrentamiento decisivo entre la clase trabajadora y el Estado capitalista, según colapsan las negociaciones y desaparece el espacio para un régimen “democrático”.
Entre la población existe una oposición contundente del pueblo trabajador a recortar sus niveles de vida para gastar cientos de miles de millones de euros en rescates bancarios y la guerra de la OTAN contra Rusia.
París ha sido convertida prácticamente en un campo armado. Los policías paramilitares, fuertemente armados, se encuentran desplegados para sofocar cualquier señal de protesta.
Macron está respondiendo a una serie de crisis cada vez más intensas, incluyendo la expansión de la guerra de EE.UU. y la OTAN contra Rusia, el impacto de la pandemia de COVID-19, una crisis económica y financiera del sistema mundial capitalista y, ante todo, la inconformidad de la población. Las huelgas y las manifestaciones sociales están alcanzando una intensidad sin precedentes.
