El pasado viernes, Silicon Valley Bank (SVB) protagonizó la mayor quiebra bancaria en EE.UU. desde la crisis financiera mundial de 2008. El decimosexto banco más grande del país colapsó después que los depositantes, en su mayoría relacionados con el sector de la tecnología y empresas respaldadas por capital de riesgo, retiraran su dinero durante esa semana, a medida que se extendía la preocupación por la crisis que atravesaba la entidad bancaria.
Dos días más tarde, los reguladores cerraron el Signature Bank debido a riesgos sistémicos, con el fin de evitar un contagio en el sector.
Por su parte, el Departamento del Tesoro, la Reserva Federal (Fed) y la Corporación Federal de Seguros de Depósitos anunciaron el domingo que los reguladores de EE.UU. salvaguardarán todos los depósitos en SVB, incluido el dinero que no esté cubierto por el seguro federal. Este lunes, el presidente de la nación, Joe Biden, aseguró a la población que pueden confiar en que el sistema bancario del país es seguro.
Sin embargo, la quiebra de SVB y Signature Bank repercutió en la estabilidad de las bolsas estadounidenses, así como de sus entidades financieras y de Europa, que sufrieron importantes pérdidas en sus cotizaciones.
El martes, los mercados asiáticos también registraron pérdidas. Además, CNBC informó que el efecto dominó provocado por la quiebra del SVB también podría afectar a China, donde muchas “startups” surgieron con el apoyo de esa entidad financiera y con fondos denominados en dólares.
Así, Bloomberg reportó que la capitalización del sector financiero mundial cayó en 465 mil millones de dólares en los dos días siguientes a la quiebra del SVB. Para el director general de Credit Suisse y director de Inversiones para Asia-Pacífico, John Woods, los mercados financieros ahora “caminan sobre cáscaras de huevo”.