Ha estallado en Europa un movimiento masivo de huelgas, las demandas principales en cada país son demandas de carácter sindical, sin embargo, se enfrentan a la represión policial y las amenazas de los gobierno desacreditados y ampliamente odiados.
Mientras los gobiernos arguyen que no pueden resolver las demandas de los trabajadores; los gobiernos europeos de todos los colores envían armas y presupuestos para intensificar la guerra de la OTAN contra Rusia en Ucrania, lo que significa poner en marcha una Tercera Guerra Mundial, cuyas costo y consecuencias pagarán las clases trabajadoras de cada país.
En Francia, tres millones de trabajadores ya iniciaron huelgas contra el plan de Emmanuel Macron de recortar decenas de miles de millones de euros de las pensiones aumentando la edad de jubilación. La inconformidad aumentó luego de que el gobernante francés anunciara un incremento de 40 por ciento al gasto militar, el envío de tanques a Ucrania para la guerra con Rusia y el despliegue de miles de policías antidisturbios para atacar a los manifestantes. Las encuestas muestran una oposición de 70 por ciento a los recortes de Macron a las pensiones y un apoyo de 60 por ciento a un estallido social que paralice la economía y ponga fin a los recortes.
En Reino Unido, los trabajadores ferroviarios, del correo, las telecomunicaciones, los paramédicos, los maestros de escuela, profesores universitarios y trabajadores públicos se han unido a una ola huelguística que se ha prolongado por siete meses e involucrado a millones. Las huelgas continúan a pesar de los intentos constantes de la burocracia sindical de cancelarlas y los planes gubernamentales de criminalizar las huelgas en las industrias y servicios clave. El diario británico Daily Mail ha lanzado una campaña contra el “caos” porque “las protestas industriales están asolando las economías europeas”.
En Turquía, durante el último año, se han producido más de 100 huelgas salvajes contra el aumento del costo de vida y varias huelgas generales de los trabajadores de salud.
En Alemania, las huelgas están aumentando contra el impacto devastador de la inflación sobre los salarios reales, a lo que se suma el bloqueo de las exportaciones energéticas rusas a Europa. Dos millones y medio de maestros, transportistas, trabajadores postales, hospitalarios, sanitarios y otros empleados públicos ya han lleva a cabo “huelgas de advertencia” en medio de negociaciones contractuales que incluyen importantes recortes salariales. Existe una oposición popular abrumadora al plan de la élite política de remilitarizar Alemania para una guerra con Rusia.
En España, los controladores aéreos, los trabajadores de las aerolíneas, los trabajadores sanitarios, los empleados de Amazon y los docentes han hecho huelga.
En Portugal, las huelgas alcanzaron su nivel más alto en diez años, involucrando a los ferroviarios, los doctores y los docentes.
En Dinamarca, unas 50 mil personas se manifestaron contra los planes de eliminar un día festivo para financiar un aumento del gasto militar.
Los huelguistas europeos se quejan de que sus gobiernos no disponen de dinero para salarios, servicios sociales, como la salud pública y las pensiones, pero sí tienen dinero para aumentar el presupuesto de guerra.