La muerte del gobernador Miguel Barbosa sorprendió a la mayoría por la rapidez con la que ocurrió. Hasta a su propio gabinete y a su Coordinación de Comunicación Social. El martes por la mañana estaba estable y, de pronto, era el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, quien anunciaba su muerte.
Hoy sería su cuarto informe de gobierno y el recinto en el cuál lo daría sí lo recibirá, pero para un homenaje de cuerpo presente.
Las condolencias que siempre se esperan de la clase política llegaron, pero, a diferencia de otros personajes, la tristeza o, al menos, la consternación, no inundaron las redes sociales: la sorna, la burla y hasta el gusto es lo que se percibe. Así veían al gobernador. Esa es una realidad. Puebla no llora al gobernador.
Desde el 2016, se podría decir que Puebla ha tenido 7 gobernadores, y en pocos días serán ocho, con la persona que designe el Congreso del Estado para concluir este periodo.
En el circulo poblano un nombre suena. Dicen, era de la confianza de Miguel Barbosa, una de sus corcholatas. Y tiene, además, el poder del Congreso mismo. Sergio Salomón Céspedes Peregrina. La pregunta es, ¿se conformará con ser solo gobernador por dos años o se esperará a la grande?
La muerte del mandatario en el contexto actual de la política poblana sin duda moverá las aguas de sobremanera; tan cerca del año electoral, la ausencia del jefe de Morena en Puebla dará pie a una serie de actos que, de otra manera, difícilmente veríamos. A esperar.
