La decisión del G7 de imponer el tope de precios para el petróleo ruso a 60 dólares por barril puede producir resultados que la mayoría de los países industrializados no esperan, aseveró Demostenes Floros, economista de energía del CER-Centro Europa Ricerche y profesor de la Universidad de Bolonia.
Según el experto, a corto plazo, es poco probable que los precios del petróleo se disparen tras la introducción de esta limitación de 60 dólares por barril. Sin embargo, en cuanto a las consecuencias a largo plazo, habrá otros dos factores que analizar, advirtió el académico.
En primer lugar, cabe destacar la posibilidad de que la demanda de China probablemente aumente tras la relajación de las restricciones COVID-19. En segundo lugar, la decisión de producción de la OPEP+ durante la próxima reunión es una cuestión muy importante, señaló Floros.
“En cuanto a las trampas y escollos de la politización del suministro energético, el riesgo es desequilibrar el mercado después de la desestabilización previa que tuvo el mercado durante la crisis del COVID. Y esto sería, por supuesto, una situación muy mala”, advirtió el académico.
Subrayó que existe una diferencia muy clara entre la situación con los precios en la Unión Europea (UE) y EEUU. En particular, en el caso del bloque europeo, el 43% de la inflación está vinculada con la crisis de energía, mientras “solo el 17% de la inflación de EEUU se debe a los precios de la energía y esta es una diferencia muy grande entre la Unión Europea y Estados Unidos”.
“Creo que el tope de precios aumentará la división entre los miembros de la UE, especialmente si no se ponen de acuerdo sobre el tope del precio del gas que van a discutir el 13 de diciembre”, pronosticó Floros.
La UE puede enfrentarse al problema de comprar la cantidad necesaria de gasóleo. El experto opinó que esto puede ser la mayor dificultad para el bloque después del 5 de febrero. Asimismo, los precios subirán a no ser que la OPEP+ invente cómo compensar la producción rusa.
Según la política del G7, a la que se sumaron Australia y la UE, los petroleros que transportan petróleo ruso tienen prohibido recibir seguros marítimos occidentales a menos que el petróleo se venda a un precio inferior al fijado por el G7.
Con información de Sputnik