Este domingo, el gobernador de Puebla, Miguel Barbosa Huerta, encabezó la marcha en favor de la Cuarta Transformación, que reunió a 100 mil personas, de acuerdo con los números ofrecidos por el mandatario morenista.
Para lograr tal convocatoria, el gobierno del Estado se sirvió de maestros, policías, trabajadores administrativos, empleados municipales, beneficiarios de programas sociales y hasta integrantes de juntas auxiliares, a reunirse en la capital del estado.
Las imágenes de personas llegando en autobuses, recibiendo instrucciones y trasladándose al centro de la ciudad, corrieron en las redes sociales, al igual que en la marcha con AMLO de la Ciudad de México, donde prevaleció la imagen de los camiones para el acarreo de simpatizantes.
Cada trabajador del estado estuvo obligado a invitar al menos a cinco personas más, como se dio a conocer en cientos de mensajes de WhatsApp, que se intercambiaron entre los grupos de empleados y sus superiores.
En toda la ciudad, desde El Carmen hasta la 11 Norte, pasando por el estadio Cuauhtémoc, miles de camiones, microbuses y camionetas del transporte público urbano y foráneo, llenaron las calles, que en algunos casos fueron cerradas.
El gobierno de Miguel Barbosa buscó imágenes de tumultos, de olas humanas alrededor del morenista. Ante el desorden, la peor parte la llevaron los representantes de la prensa, que recibieron empujones y jaloneos por parte de los escoltas del gobernador poblano.
Miguel Barbosa quiso verse como Andrés Manuel López Obrador: “Rodeado por el pueblo, en la calle”. Imágenes ficticias, logradas con el erario. A pesar del tumulto y el acarreo, el gobierno de Barbosa no consiguió llenar el zócalo de la ciudad de Puebla, donde los contingentes llegaron y se dispersaron.
