Por Leticia Montagner
El Día Mundial de la Salud Mental, que se celebra el 10 de octubre de cada año, expertos señalaron que en México 15 millones de personas presentan algún problema de neurosis, depresión, ansiedad, tristeza y tendencia al suicidio. De acuerdo al último Censo de Población México tiene 126 millones 800 mil habitantes.
Tan solo la Organización Mundial de la Salud (OMS), estimó que más de 300 millones de personas en el mundo viven con depresión.
Se trata de una patología mental genera heridas profundas que afectan a las personas y a la comunidad en su conjunto que provoca que los niños ya no quieran salir a jugar y los adolescentes no quieren salir a divertirse.
La falta de atención y seriedad al tema de la salud mental impide que se generen mecanismos de ayuda para las personas.
Desafortunadamente, la falta de atención a padecimientos mentales, que muchas veces comienzan a manifestarse durante la adolescencia o la juventud, terminan en el consumo y dependencia de sustancias ilícitas y otras conductas adictivas que podrían evitarse con una buena canalización psicológica o psiquiátrica.
En la Comisión de Salud del Senado de la República de México, se advirtió que existen muchas personas con algún padecimiento que no lo externan debido al temor de cómo ven a las personas con enfermedades mentales a nivel laboral, económico y social y el temor a ser discriminados.
Existen en el país esfuerzos institucionales de especialistas de los Servicios de Atención Psiquiátrica (SAP), la Comisión Nacional contra las Adicciones (CONADIC) y del Secretariado Técnico del Consejo Nacional de Salud Mental (STCONSAME), que han capacitado sobre salud mental y adicciones, hasta septiembre de este año a 43 mil 798 personas que laboran en el primer nivel de atención para reforzar la atención del problema que requiere atención inmediata.
En los Servicios de Atención Psiquiátrica, profesionales de Medicina, Enfermería, Trabajo Social y Psicología cuentan con las competencias profesionales para detectar un problema de salud mental a tiempo y en su caso, referirlo a los servicios especializados.
El Programa Nacional de Prevención del Suicidio, en las 32 entidades federativas, cuenta con 10 mil personas capacitadas para atender este fenómeno que se presenta sobre todo en jóvenes, con 335 Unidades de Especialidades Médicas (UNEMES).
Se brindan servicios de salud mental y adicciones en 18 hospitales generales que se ubican en Chiapas, Ciudad de México Durango, Michoacán, Morelos, Estado de México y Yucatán; en 35 hospitales psiquiátricos, tres de ellos en la Ciudad de México.
Informes de investigadores de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México, advirtieron que los padecimientos mentales impiden desarrollar y vivir las potencialidades, por ello es necesario que al presentarlas pidan ayuda.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), ha calculado que se pierden aproximadamente 4 puntos porcentuales del Producto Interno Bruto (PIB) mundial por estas enfermedades, pues los estragos en la productividad son altos, incluso causan mayor discapacidad que cualquier padecimiento de tipo crónica, cardiovasculares o cáncer.
La pandemia de Covid-19, ocasionó el incremento de personas con trastornos mentales, principalmente ansiedad, depresión, consumo de alcohol y sustancias psicoactivas, por lo que deben atenderse con diferentes alternativas y avanzar en el objetivo central de reducir la brecha en este rubro.
Estadísticas mundiales señalaron que, en el mundo, durante la pandemia el 31.9 % de la población reportó sufrir ansiedad y 33.7 % tenía depresión.
De acuerdo a la Comisión de Salud del Senado, muchas personas llegaron hasta el suicidio por la falta de atención, lo que es parte de la desinformación que es parte de una sociedad que no tiene empatía para ayudarse mutuamente y reiteró la necesidad de atender particularmente a las personas afectadas por la violencia, la migración y los desastres naturales.
Asimismo, los especialistas de la Facultad de Psicología de la UNAM, concluyeron que los adolescentes, cuando se enfrentan a este trastorno corren el riesgo de no terminar el bachillerato y de ingresar a la educación superior, lo que afecta su vida para siempre.
Advirtieron que diversos estudios a nivel mundial han mostrado que la edad de los estudiantes universitarios que es entre 15 y 29 años, coincide con las etapas de mayor riesgo para el consumo de sustancias o el suicidio. En México las encuestas nacionales de adicciones indican que las poblaciones de 18 y 34 años y de 12 a 17 años son en las que más crece el consumo de sustancias.
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