«Está funcionando el estado y estamos trabajando en todas las materias, en todas las áreas gubernamentales», afirmó convencido el gobernador de Puebla, Miguel Barbosa, a tres años de haber asumido el cargo.
Esto, a pesar de que le “robaron un año”, dice.
Según el mandatario, todo va bien. Es el gobernador modelo y su administración lleva al estado al mayor bienestar posible.
¿Será? ¿De verdad? ¿Todo va bien?
Parece, por ejemplo, que se le olvidó al gobernador que con él la pobreza ha aumentado. En 2018, el 58% de los poblanos eran pobres y dos años después el porcentaje aumentó a 62.4%. La pobreza extrema pasó de 8.1 a 12.7%, es decir, 844 mil 300 poblanos más cayeron en esa condición en 2020.
Eso no es ir bien. Otro dato para ejemplificar: En el primer trimestre de este año, Puebla se ubicó en el segundo lugar de las entidades con menos poder adquisitivo, al tener a casi la mitad de la población en pobreza laboral, es decir el 49.2%. Esta cifra ha subido en últimas fechas pero, aún así, la mitad de los poblanos no puede pagar la canasta básica.
Mucho progreso y bienestar no se ve; tampoco parece que esté funcionando el estado así como dice. Los poblanos están empobrecidos y no se ven mejorías en su situación. Entonces, ¿de verdad está funcionando el estado?