Se sabía que estas serían unas elecciones atípicas pues los estragos de la pandemia siguen repercutiendo en la población.
Sin embargo, no nos esperábamos (¿o sí?) que estos comicios fueran los segundos más violentos desde el 2000.
Del 31 de marzo al 30 de abril, las agresiones por violencia política aumentaron 150, es decir, cada día ocurrieron en promedio cinco eventos de este tipo, de acuerdo con el más reciente Indicador de Violencia Política de Etellekt.
Y, aún sabiendo estas cifras, muchos políticos recurren a las viejas prácticas de las campañas negras… el viejo truco de lanzar al oponente lo más vil que tengan a su alcance.
Esta práctica tan recurrente en los comicios solo produce dos cosas: que la gente pierda el interés en las campañas políticas y, que el candidato afectado se vuelva un blanco.
El linchamiento político y mediático solo puede abonar a un clima lleno de violencia e inseguridad.