San Miguel Espejo, inspectoría del municipio de Puebla, está convertida en un “cementerio”. Esta población indígena ubicada al norte de la ciudad es utilizada por criminales como sembradío de cadáveres que aparecen en barrancas o campos de cultivo, ya sean mujeres con huellas de violencia o cuerpos descuartizados.
La inseguridad generada por personas externas a esta comunidad náhuatl, ha dejado a las familias de San Miguel Espejo en un estado de indefensión, sin atender sus terrenos ante el temor de localizar otro cadáver y sin vigilancia permanente.
El calificativo de “cementerio”, que define la situación de inseguridad en esta inspectoría, fue utilizada por Armando Romero Rojas, integrante del Comisariado Ejidal, durante la transmisión en vivo que realizó Contigo Puebla este 14 de julio.
En entrevista, Armando Romero solicitó al presidente municipal de Puebla, Eduardo Rivera Pérez, que devuelva la única patrulla asignada a San Miguel Espejo en 2013, durante su primer mandato como alcalde. La pasada administración de la morenista Claudia Rivera retiró el vehículo aludiendo falta de presupuesto, pero en realidad “no hay voluntad”, dijo.
El ejidatario adelantó la posibilidad de conformar una policía comunitaria: “Nos vamos a cuidar nosotros mismos ya que los gobiernos no hacen caso”, al tiempo de lamentar la mala fama de San Miguel Espejo como pueblo inseguro y de gente violenta.
“No somos asesinos, como cree toda Puebla. En realidad no nos conocen. Viene gente de otro lado a aventar cadáveres. Hace un mes vinieron a tirar a un hombre desmembrado, violado, a una comunidad vecina”, aseguró María Benita Comisario Luna.
“Hacemos el llamado al gobernador Miguel Barbosa; por nosotros está sentado ahí; no nos sirve de nada que esté sentado ahí gobernador”, reclamó la trabajadora del campo y madre de familia, frente a las promesas incumplidas para la reparación del alumbrado público, entre otros servicios indispensables.
Aquí, la primera parte de la transmisión de Contigo Puebla desde San Miguel Espejo.