Martín Antonio Escamilla Meza
La implementación de una política tributaria progresiva, la generación de empleos para todo el que esté en edad de trabajar, el pago de salarios remuneradores a todos los trabajadores y la reorientación del gasto público en favor del desarrollo integral de todos las comunidades y colonias del país, son los ejes fundamentales sobre los que descansa el modelo económico propuesto por los antorchistas para sustituir la expresión salvaje del capitalismo, que es el neoliberalismo, y hacer menos terrible la explotación, la desigualdad y la pobreza; para detonar el desarrollo de las fuerzas productivas en el marco del sistema capitalista, bajo la dirección de las fuerzas progresistas y revolucionarias, con el objetivo de hacer de nuestra patria una nación poderosa económicamente y, por tanto, una nación soberana e independiente, condiciones para insertarse sin menoscabo de esas mismas cualidades en el concierto económico y político multipolar de las naciones, y para crear las condiciones materiales para una sociedad futura libre de explotación.
De acuerdo con el materialismo histórico, es la base económica, el modo de producción, compuesto por la relación esencial entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción, es decir, el ser social, lo que ha determinado la conciencia social, o superestructura, compuesta por la denominada psicología social (reflejo fantástico de los fenómenos naturales, idiosincrasia y derechos consuetudinarios de los pueblos) existente en todos los modos de producción, y por las formas de la conciencia social o la ideología (religión, filosofía, derecho, política, sociología, ética, estética), la ciencia y el Estado, que surgen, estos últimos, a partir de las sociedades divididas en clases, y que han servido, junto con el poder económico de las clases dominantes, para la reproducción de las relaciones de producción de explotación (durante el esclavismo, la servidumbre y el capitalismo), logrando que los oprimidos acepten contentos la explotación y hasta defiendan a sus explotadores.
Pero, una vez que se instaura una determinada superestructura, sobre la base de un modo de producción, la relación causa efecto, entre estructura y superestructura, ya no aparece tan simple: por ejemplo, en una fase determinada del desarrollo capitalista, la superestructura, en particular la filosofía y la política, como reflejo científico de la realidad económica que se desarrolla (la contradicción entre el carácter cada vez más social de la producción y a la apropiación privada de los medios de producción se exacerba), sirve para lograr un cambio social revolucionario, en manos del proletariado y su vanguardia; es decir, la relación causa efecto se invierte y, ahora, elementos de la superestructura influyen para transformar la base económica de la sociedad.
Es decir, para que pueda darse el cambio del modelo económico en México y la ulterior transformación revolucionaria de la sociedad, es indispensable que el pueblo trabajador, en primer lugar, su vanguardia histórica, adquieran una verdadera conciencia política de clase: los trabajadores deben saber el papel esencial que juegan en el capitalismo dentro de la producción de bienes materiales o mercancías y servicios; deben saber que son las relaciones de producción las que los hacen pertenecer a una clase explotada, de la que unos cuantos se aprovechan al apoderarse de una parte del trabajo que producen; que su explotación y mal trato por parte de las clases pudientes, no siempre han existido ni son eternos; deben reconocerse, por tanto, como parte de una clase social determinada que debe estar unida y organizada para luchar por defender sus intereses inmediatos y a mediano plazo, primero, y por la toma del poder político, después, sin perder de vista, pase lo que pase, su objetivo histórico que es lograr su liberación definitiva. Ya Lenin, el gran dirigente del proletariado ruso y mundial, dijo en su célebre obra “Qué hacer” que “Sin teoría revolucionaria tampoco puede haber movimiento revolucionario”. En esa misma obra Lenin escribió: “La conciencia de la clase obrera no puede ser una verdadera conciencia política si los obreros no están acostumbrados a hacerse eco de todos los casos de arbitrariedad y de opresión, de todos los abusos y violencias, cualesquiera que sean las clases afectadas; a hacerse eco, además, desde el punto de vista socialdemócrata, y no desde algún otro. La conciencia de las masas obreras no puede ser una verdadera conciencia de clase si los obreros no aprenden –basándose en hechos y acontecimientos políticos concretos y, además, actuales sin falta – a observar a cada una de las otras clases sociales en todas las manifestaciones de su vida intelectual, moral y política; si no aprenden a hacer un análisis materialista y una apreciación materialista de todos los aspectos de la actividad y la vida de todas las clases, sectores y grupos de la población”.
Por eso, si queremos que los trabajadores y su vanguardia tengan, una verdadera conciencia de clase para lograr, primero, un nuevo modelo económico y, más tarde, una sociedad fuerte económicamente, equitativa y humanista, necesitamos cultivarnos y estudiar materialismo histórico, la ciencia que estudia las leyes de funcionamiento de la sociedad, leyendo a sus creadores y desarrolladores: A Marx, Engels, Lenin, Mao Zedong, Fidel Castro, etc., y al Maestro Aquiles Córdova Morán, dirigente nacional de Antorcha; por eso en Antorcha debemos fomentar la lectura de sus artículos, de sus libros, discursos y conferencias en las reuniones de nuestros círculos, plenos y grupos; y difundirlos en las redes sociales, para crear lo que nos permitirá mantenernos firmes, unidos y cohesionados: la conciencia política proletaria.