El pueblo debe organizarse

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Alejandro Vázquez Nájera

Desde que asumió el poder, el presidente Andrés Manuel López Obrador desató una campaña feroz contra todas las organizaciones sociales; desde organizaciones de la sociedad civil, hasta sociedades de académicos, intelectuales, empresarios, religiosos, periodistas, etc. Utilizando la tribuna de las mañaneras, se dedicó a inventar calumnias, mentiras abiertas y descaradas, desprestigiando todo lo que significara trabajo organizado. 

Y una de las organizaciones que sirvió como blanco de sus ataques fue el Movimiento Antorchista Nacional. Los intentos del presidente por desprestigiar a nuestra organización no tuvieron éxito; nunca pudo, ni puede ni podrá demostrar que nuestra organización se sostiene del erario o con recursos mal habidos. Nunca pudo aportar pruebas de sus calumnias. Lanzó a la institución que ha estado utilizando como garrote contra sus opositores, la Unidad de Inteligencia Financiera, y tampoco pudo probar nada. Su policía mayor Santiago Nieto se deshizo en declaraciones acusatorias, que se disolvieron como la niebla. Y la guerra mediática sucia continúa; AMLO sigue vomitando injurias excrementicias contra el antorchismo nacional.

Con sus ataques a las organizaciones el presidente está violando de hecho el artículo noveno de la Constitución General de la República, que tutela el derecho de organización. El texto es muy claro: “Artículo 9o. No se podrá coartar el derecho de asociarse o reunirse pacíficamente con cualquier objeto lícito; pero solamente los ciudadanos de la República podrán hacerlo para tomar parte en los asuntos políticos del país. Ninguna reunión armada tiene derecho de deliberar. No se considerará ilegal, y no podrá ser disuelta una asamblea o reunión que tenga por objeto hacer una petición o presentar una protesta por algún acto a una autoridad, si no se profieren injurias contra ésta, ni se hiciere uso de violencias o amenazas para intimidarla u obligarla a resolver en el sentido que se desee”.

Resulta entonces que el mandatario morenista ataca el artículo noveno constitucional, al agredir a los ciudadanos que se organizan para gestionar la solución de sus necesidades; viola la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos que él se comprometió a cumplir, defender y respetar. Se convierte en un delincuente de la más alta investidura al pisotear un derecho de los ciudadanos que fue resultado de una Revolución, de la cual él se dice continuador. 

Cabe preguntarse, por qué precisamente López Obrador se ha convertido en el principal destructor de las organizaciones sociales, por qué centra sus ataques contra los esfuerzos que realizan los diferentes sectores sociales por organizarse y defender sus derechos.

La respuesta es muy sencilla: porque el pueblo desorganizado es presa fácil de cualquier tiranuelo con disfraz de mesías. El pueblo desorganizado se somete con facilidad, no protesta, no lucha, es conformista. Se le manipula, humilla y ofende, y no se rebela.

Y esa dura realidad la estamos observando en todo el mundo.

En Europa y los Estados Unidos, los gobiernos imperialistas están provocando una inflación como nunca se había vivido, con los precios de los productos básicos y de los energéticos por las nubes, y los ciudadanos más cultos del mundo ¡no protestan, no se rebelan! Los ministros europeos declaran que el pueblo va a sufrir, que la situación económica causará dolor a los ciudadanos, y la gente no se echa a las calles. El despilfarro de los impuestos invertidos en material de guerra para apoyar al gobierno nazi de Ucrania se hace de manera indiscriminada por los gobiernos imperialistas de Estados Unidos, Alemania, Francia, Inglaterra, España, Bélgica, etc., y el pueblo se mantiene frío como el hielo.

Y en México, la situación no es diferente: gracias a la política económica errónea del gobierno federal de la 4T, más de 50 millones de mexicanos sufren hambre y desnutrición porque no pueden adquirir la canasta básica, que cuesta ya más de dos salarios mínimos, 14 mil quinientos pesos, según investigadores del Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas (CUCEA) de la Universidad de Guadalajara, y el pueblo se mantiene imperturbable. No hay medicinas ni atención a la salud en los hospitales públicos por los recortes de recursos del gobierno de la 4T al sector salud, la gente se está muriendo por las enfermedades crónicas no atendidas, y el pueblo no se inmuta. 

Y precisamente porque el pueblo organizado en el Movimiento Antorchista Nacional si se rebela contra las injusticias y los errores económicos de AMLO, si denuncia sus mentiras e inconsecuencias y le hace claridad a todos los mexicanos, el presidente nos ataca. La organización que poco a poco va convenciendo a la opinión pública que es una opción viable para sacar al país de la crisis económica, de salud, de educación, de inseguridad, que está sufriendo, y propone un modelo de desarrollo para el país es el Movimiento Antorchista Nacional.  

 La acumulación de la inconformidad entre el pueblo de México, por los agravios que la 4T le ha hecho, no va a detonar si no se concientiza y organiza a la gente. El pueblo resiente cada vez más la carestía de la vida, la falta de trabajo, los raquíticos salarios, la falta de programas de apoyo, etc. Pero no basta. El pueblo necesita organizarse y luchar, para combatir la pobreza en todas sus manifestaciones, cambiando el modelo económico, que lo único que provoca es hambre, miseria y muerte. Cumplamos con nuestro papel histórico, organizando al pueblo y educándolo. Solamente así, tomará su destino en sus manos.

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