El Centro de Estudios de las Finanzas Públicas (CEFP) de la Cámara de Diputados detalló que, en el estado de Puebla, el gobierno federal ha entregado a través de programas sociales un total de 14 mil 351.3 millones de pesos.
Esto, sólo durante el 2021 y a través de programas como becas escolares, pensiones, microcréditos, apoyos rurales, recursos para vivienda y capacitación a jóvenes.
En total, en Puebla, se tiene contabilizados a 1 millón 288 mil 948 beneficiarios, distribuidos en diversos programas, aunque mayormente en los llamados ‘del bienestar’ y diversas becas.
Claro que se aplaude el hecho de que los poblanos, y cualquier mexicano, reciba un porcentaje de lo que da al país en trabajo e impuestos; en este sentido, no se puede dejar de lado la importancia de los programas sociales.
Pero, aún así, debemos hacernos la pregunta: ¿Qué tan efectivos son los programas de la 4T? Es decir, ¿de verdad ayudan de manera profunda a mejorar la calidad de vida de los mexicanos y, particularmente, de los poblanos?
La respuesta es muy clara: no son más que paliativos que, a últimas fechas, están siendo usados como moneda de cambio para asegurar puestos de elección popular. Así de sencillo.
¿Las pruebas? ¡Facil! Basta ver las estadísticas para darse cuenta que, pese a que se entregan muchos programas sociales, Puebla es aún más pobre que antes.
Para 2020, se tenía el registro de cuatro millones 136 mil 558 habitantes en condición de pobreza en Puebla; 10.1% más que en 2018. Esto es, pues, que la pobreza subió aún con los programas de la 4T.
Ya ni hablar de la pobreza laboral: ¡Creció 6.3 por ciento en los dos últimos años en Puebla!
Teniendo de base estos datos, ¿de verdad funcionan los programas de la 4T? Pregunta obligada que todos debieramos hacernos.