La oficina en México del Alto Comisionado para Derechos Humanos de la ONU condenó el crimen de estos religiosos, quienes, señala, realizaban «un importante trabajo social y pastoral» entre los indígenas de la etnia tarahumara.
Los sacerdotes Javier Campos Morales y Joaquín César Mora Salazar fueron asesinados a tiros el lunes en la localidad de Cerocahui «mientras intentaban defender a un hombre que buscaba refugio», según la orden también conocida como la Compañía de Jesús.
El ataque se registró la tarde del lunes cuando un hombre que era guía de turistas y que era perseguido por un individuo armado aparentemente intentó protegerse ingresando al templo de Cerocahui.
La Conferencia del Episcopado mexicano también condenó la «tragedia» y exigió «una pronta investigación», además de seguridad para los sacerdotes del país.