Erika Nieto
Hace 10 años, el expresidente de Estados Unidos, Barack Obama promovió una orden ejecutiva para beneficiar a miles de jóvenes migrantes y la denominó Acción Diferida para los llegados en la Infancia, DACA, por sus siglas en inglés. Desde ese entonces se han beneficiado más de 500 mil jóvenes que fueron llevados a Estados Unidos por sus padres cuando eran unos pequeños y que después se dedicaron a estudiar.
A pesar de que bajo la tutela de este programa miles pueden estudiar, incluso la universidad, trabajar, tener seguro médico y obtener licencia de conducir de manera legal en ese país, la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca afectó considerablemente la relativa estabilidad con la que se renovaban los permisos cada dos años. La corte determinó su cancelación y las organizaciones sociales lograron mantener el programa, pero solo para los que ya están registrados. Los que aplican por primera vez tendrán que esperar que la autoridad judicial permita al programa continuar protegiendo a más jóvenes.
Aunque una de las principales promesas de campaña de la vicepresidenta Kamala Harris fue mantener DACA y además hacer todo lo posible para otorgar un camino a la ciudadanía a casi 800 mil niños, adolescentes y adultos que integran este beneficio, lo cierto es que hasta ahora la administración Biden no ha avanzado mucho en su gestión, ni siquiera para que se acepten los registros de nuevos migrantes, pues se mantiene en proceso de apelación ante la Corte.
Mientras tanto, miles de migrantes que estudian, trabajan, pagan impuestos y entregan sus mejores años productivos a Estados Unidos se mantienen en la incertidumbre de estar renovando constantemente sus permisos o de enfrentar la posibilidad de ser deportados si DACA no continúa.
Bajo la lupa la diplomacia mexicana
Es cierto que la diplomacia mexicana nunca ha brillado por sus nombramientos y que muchos de ellos han sido severamente cuestionados porque el compadrazgo y la conveniencia sobresalen más allá de la trayectoria. Sin embargo, las últimas asignaciones por parte de la cancillería no solo fueron criticadas sino rechazadas por los gobiernos que reciben a los embajadores mexicanos.
El caso de la exsenadora por Morena, Jesusa Rodríguez, asignada por la Secretaría de Relaciones Exteriores como embajadora de Panamá es uno de los tantos casos penosos, sobre todo después de que la primera propuesta para dicha embajada era el cuestionado Pedro Salmerón acusado de acoso en instituciones educativas.
Ante la negativa por parte del gobierno panameño a que llegara a ese país un funcionario acusado de ese delito, la cancillería mexicana propuso a la morenista Jesusa Rodríguez y ya fue aceptada su designación.
Los mexicanos que viven, trabajan o estudian en el exterior requieren de una representatividad eficiente en las embajadas y consulados, la diplomacia no es un cargo que pueda usarse para enviar a los compadres, amigos o socios, porque en momentos de atención urgente como el que ocurrió hace poco más de 3 meses con los mexicanos que viven en la región de Ucrania, es necesario personal calificado que sepa guiar y apoyar a los connacionales para mantenerlos bajo resguardo o trasladarlos a otro país coordinando el trabajo entre embajadas.
Comentarios vía twitter: @erinife