Por Romeo Pérez Ortiz
Ha transcurrido un año y dos meses aproximadamente desde que la pandemia de la Covid-19 apareció en México. Mismo periodo en el que los mexicanos de todas las edades, sobre todo niños y jóvenes siguen esperando un plan de vacunación para un pronto regreso a clases presenciales. c
Catorce meses en los que un millón 24 mil 998 de dosis se han aplicado al personal médico, pero sólo 842 mil 990 de ellos recibieron vacunación completa (82.2 por ciento). Mismo periodo en el que 10 millones 684 mil 727 adultos mayores de 60 años han sido vacunados de los 15 millones que hay en México, pero que solamente 6 millones 34 mil 599 de ellos han recibido la dosis completa (diario Milenio, 03 de mayo del 2021), es decir, apenas el 40 por ciento del total de la población de la tercera edad.
Y a esto se suma que en 14 municipios no se aplicaron las vacunas, porque, según el presidente de la República, los habitantes de esos municipios rechazaron la aplicación de la dosis (El Financiero, 27 de abril del 2021). Un año y dos meses después, donde por fín están siendo vacunados los maestros, pero resulta que el plan de vacunación contempla solamente a los maestros que se encuentran en la nómina.
¿Y los demás que laboran por horas?, que son también cientos de miles y que la SEP no los reconoce como profesores, como el caso de los maestros que laboran en las escuelas técnicas y bachilleratos localizados en el distrito de Acatlán de Osorio, que desde antes de la pandemia ya no fueron recontratados, pero siguen trabajando en dichas instituciones.
En resumen, catorce meses después desde que la pandemia hizo su aparición en México, se ha vacunado apenas al 10 por ciento de la población mexicana, y ante este lento avance, la SEP plantea un regreso a clases presenciales sin considerar el criterio científico de que los niños son un vector de contagio real y potencial para el resto de la población.
Todas estas cuestiones se estiman y se preven con un poco de obediencia científica, pero el interés por reactivar la economía es más fuerte que cuidar la salud de los niños y jóvenes. Los padres de familia no deberían permitir un regreso a clases hasta que no se vacune a todos los niños y jóvenes y hasta que no se vacune al 70 por ciento de los mexicanos.
Sí, llevamos catorce meses conviviendo con la enfermedad de la Covid-19 y los mexicanos no vemos todavía la luz al final del túnel, pues apenas el 10 por ciento de la población mexicana ha sido vacunada y ya estamos a mitad del año.
A este paso, para lograr la meta mínima de vacunar al 70 por ciento de los mexicanos, se requiere que pasen por lo menos dos o tres años más. O sea, pensar en un pronto regreso a la “normalidad” y un regreso seguro a clases para el ciclo escolar 2021-2022, es una quimera.
La realidad es que seguiremos conviviendo con la pandemia un rato más, seguiremos viviendo la tragedia sanitaria y económica durantes varios años y más si el partido Morena logra la mayoría en la Cámara de Diputados en las elecciones que se avecinan. La tragedia sería interminable si los mexicanos vuelven a votar por Morena.
Si viendo cómo los cadáveres son apilados unos sobre otros, por la negligencia del gobierno de la República, el mayor mal que cometeríamos sería votar por la Cuarta Transformación. Los mexicanos nuevamente cometerían un grave error si vuelven a votar por el actual partido gobernante, sabiendo que los militantes de dicho partido pudieron evitar la muerte de 190 mil mexicanos (Institute for Global Health Sciences, 2021).
Hay pruebas suficientes para hacer reflexionar a los mexicanos para que no den su voto a un partido que desobedece los consejos de la Organización Mundial de la Salud y de la ciencia. Todos los que sufrimos este aterrador fenómeno sanitario y económico y queremos que el tormento ya no continúe, debemos reflexionar y no entregarle un solo voto al actual partido gobernante.