David Bautista Santiago
Desde que comenzó el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, en diciembre de 2018, ha cometido errores garrafales que están afectando la economía, política, salud, educación, seguridad y corrupción del país. Como siempre los más afectados somos todos los pobres, de acuerdo con datos del CONEVAL (2020, última actualización) en México solo el 23.5% de la población no tiene algún tipo de pobreza y no es vulnerable; por tanto, el 76.5% tenemos algún tipo de pobreza lo que equivale, de acuerdo al número de habitantes en ese mismo año, a 96.47 millones de mexicanos aproximadamente.
No es casualidad que el desarrollo de México sea todavía una promesa, una promesa que en la imaginación del presidente y sus seguidores más cercanos ya sea una realidad, pero los datos de la realidad los sabemos los menos favorecidos.
Algunos de los errores del mandatario surgen desde antes de la toma del poder político y se cometen ya estando en el poder como es el caso de la cancelación del nuevo aeropuerto de Texcoco que nos costó 331 mil 996 millones 517.6 mil pesos según los datos de la Auditoría Superior de la Federación (ASF); la disminución al presupuesto para obras y servicios para los pueblos y colonias pobres, el desarrollo de estos ha disminuido drásticamente en estos años; la eliminación de las Estancias Infantiles, que era un gran apoyo para todos los padres de escasos recursos; la eliminación del Fondo de Desastres Naturales más otros 108 fideicomisos, que en algo solucionaban los problemas; por los recortes a la salud se afectó directamente a los niños con cáncer, pues hay desabastecimiento de medicamentos oncológicos y que los padres año con año luchan y protestan para que se resuelva el problema; la minimización del colapso en la Línea 12 del metro de la Ciudad de México en donde murieron 26 personas, hasta la fecha ni Marcelo Ebrard ni Claudia Sheinbaum han respondido de manera rigurosa ante los órganos de justicia; la campaña para enjuiciar a los expresidentes que costó 528 millones de pesos, en el cual participaron solo 6.6 millones de ciudadanos inscritos en la lista nominal; la corrupción evidenciada en la casa del hijo mayor del presidente; la cancelación del programa Escuelas de Tiempo Completo, un atentado a la educación y a la economía de los beneficiarios; la revocación de mandato que tuvo un costo de 692 millones 500 mil pesos y en donde participaron solo 16 millones 502 mil 636 personas, 17.7%; el manejo de la pandemia que ha deja más de 300 mil personas muertas, desde que comenzó fue minimizada por el gobierno y que en días pasados poco o nada se habla ya pero sigue vigente; la inflación que se pronosticaba desde el año pasado y que el gobierno ignoró, se encontró en 7.68%, etc.
Todos estos errores, y los que se cometerán mañana y en lo que resta del sexenio, tienen repercusión en la vida de todos los mexicanos y algunos de estos lo pagarán también las futuras generaciones. Todo esto tiene una clara explicación, el presidente hace lo que se le viene a la mente, no estudia ni analiza correctamente la realidad. Para nadie es ajeno que al presidente no se le contradice y que su palabra es la ley, aunque esta ley carezca de fundamento y motivo.
La pregunta que quizás salta es: ¿ee corregirá? La respuesta es que no. Él está más preocupado en tratar de encontrar formas para distraernos, formas para sujetarnos, datos falsos para seguir mintiendo y preparando el terreno para el 2024, en donde quiere que gane su sucesor. Que siga su “legado”.
Afortunadamente, el año pasado la votación a favor de los candidatos morenistas ya no fue tanto como en el 2018, en donde sin conocer al candidato la gran mayoría votó por la propaganda de la famosa y ahora derrumbada cuarta transformación; cada año que pasa se va reduciendo el apoyo hacia Morena.
