para obligar al gobierno y patrones a repartir la renta nacional
* Los obreros pueden y deben lanzarse a la lucha política para tomar el poder y, junto con el pueblo, construir una patria mejor para todos.
* Gobierno de Morena convirtió el 1º de mayo en un acto de propaganda y clientelismo electoral.
Ciudad de México.- El acto del pasado 1º de mayo en México se caracterizó por la poca actividad de los trabajadores mexicanos, en tanto que el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador lo utilizó como un acto de control oficial de las organizaciones gremiales para sus propios fines de propaganda y clientelismo electoral como se observó en el acarreo masivo de los trabajadores de Dos Bocas desvirtuando una emblemática fecha heredada por un movimiento obrero de carácter socialista que movilizó al gremio por libertad sindical, mejores salarios y la jornada de 8 horas, denunció Aquiles Córdova Morán, líder nacional del Movimiento Antorchista Nacional.
En su video pronunciamiento semanal, el líder social observó cierto desconcierto de los trabajadores ante la ausencia de convocatoria por parte del gobierno, “a través de sus líderes sindicales enchufados al presupuesto y a la política oficial”, en un prolongado letargo del movimiento obrero mexicano después de que la CTM se volviera uno de los tres pilares del régimen priista, además de los campesinos y el sector popular, en la época del PRI. “Con ello perdió su independencia y su carácter de clase y perdió su control sobre el 1º de Mayo”.
Recordó que la formación y consolidación del sindicalismo auténtico en nuestro país, tiene una historia larga, pero con pocos ejemplos de valor, que se inició con la lucha de los músicos de la Catedral Metropolitana por mejorar sus magros salarios y en el proceso adquirió conciencia de clase y un programa de lucha gracias a la Casa del Obrero Mundial y al Partido Liberal Mexicano de los hermanos Flores Magón. Este último fue el organizador de las huelgas de Cananea y Río Blanco, antecedentes inmediatos de la Revolución Mexicana.
Apuntó que fue con Lázaro Cárdenas, alentando la creación de la CTM y poniendo a la cabeza de esa central a Vicente Lombardo Toledano, quien trató de insuflar a la lucha obrera el espíritu de clase destinada a encabezar la lucha emancipadora de los pobres; dicha organización apoyó decisivamente la expropiación petrolera y dio batallas memorables, como la huelga contra los empresarios de Nuevo León, con lo que reveló cierta independencia y libertad respecto al gobierno.
Indicó que después de Lázaro Cárdenas, la Revolución se hizo institucional; Lombardo perdió el poder a manos de Fidel Velázquez y sus “cinco lobitos” sumiendo en el letargo la auténtica lucha sindical, que tuvieron en la lucha ferrocarrilera de Demetrio Vallejo y Valentín Campa, la de los médicos y la de los maestros del Movimiento Revolucionario del Magisterio, (MRM) dirigido por Othón Salazar, “garbanzos de a libra“, pero insuficientes para modificar la línea esencial “dominada por el charrismo sindical al servicio del gobierno”, de la que uso gala nuevamente el gobierno de Morena.
De ahí que, este 2022, el gobierno promoviera un acto presidido por el presidente López Obrador y algunos de sus funcionarios, “una farsa tan humillante y servil como los grandes desfiles montados por el viejo charrismo, solo que con menos lucimiento e imaginación” dejando a un lado la verdadera esencia de tan emblemática fecha de origen socialista e iniciativa de la Segunda Organización Internacional de los Trabajadores dirigida por Federico Engels y Carlos Marx, quienes pugnaron por una emancipación definitiva de los explotados de la tierra, encabezados por los trabajadores. “Los que crearon el Día del Trabajo, estuvieron muy lejos de pensar en un empleo demagógico y manipulador de esa fecha por los gobernantes o de una “fiesta de los trabajadores”.
Explicó que con la llegada de la era neoliberal y las reformas a la ley del trabajo impulsadas el sexenio pasado y ahora el mandatario López Obrador, el propio sindicalismo charro perdió utilidad y vigencia, sin embargo, los peligros para los trabajadores son mayores, pues están ante “una pinza mortal: de un lado, amenazan con devorarlo las “nuevas” centrales obreras de la 4T, encabezadas por caras viejas y corruptas del antiguo charrismo, del otro, los cantos de sirena de un “sindicalismo libre” pero en realidad atado a las poderosas centrales obreras norteamericanas, financiado y empujado por los verdaderos dueños del T-MEC.
Por otra parte, la pasividad y sumisión de los trabajadores no se explica en la falta de motivos, pues junto con el pueblo de México comparte una situación más dura y angustiosa con respecto a las épocas del dominio priista y el charrismo de Fidel Velázquez. Hoy, dijo Córdova Morán, el déficit de 1.43 millones de empleos formales es grave, algo que se deja sentir si se toma en cuenta el desempleo total y no se limita a comparar el empleo de hoy con el que había antes de la pandemia, además, según el INEGI, en el punto más alto de la pandemia que se presentó en 2020, se perdieron 1.1 millones de empleos formales y más de 12 millones de personas abandonaron su trabajo obligadas por la crisis.
Frente al dramático panorama nacional en donde existen 1.57 millones de personas desocupadas como efecto de la pandemia, que 3 de cada 10 jóvenes sin rezago educativo están desempleados, 33 millones de trabajadores no reciben un salario suficiente para cubrir la canasta básica y 34.5 millones de personas con empleo no están afiliadas al Seguro Social, según datos de especialistas y la prensa, el gobierno ha apostado por la demagogia obradorista y una aparente “democracia sindical”.
Recogiendo las lecciones de la fase cardenista, el charrismo de Fidel Velázquez y las amenazas del modelo neoliberal, Córdova afirmó que la solución debe venir de un “sindicalismo independiente, educado y combativo, como el que logró la instauración del día mundial de la lucha obrera, el movimiento revolucionario de la Segunda Internacional” y reconquistar, junto con los trabajadores, su pasado de auténtica lucha sindical y su plena libertad de acción para obligar al gobierno y patrones a repartir de modo más equitativo la renta nacional. “Esta lucha firme y decidida por sus demandas gremiales, les mostrará también a los obreros que pueden y deben lanzarse a la lucha política para tomar el poder y, junto con el pueblo, construir una patria mejor para todos“, es decir, “recuperar el verdadero espíritu revolucionario que les heredaron los creadores del 1º de Mayo”.